08 octubre 2007

Aurelio Gonzalez Ovies


(Bañugues -Asturias- 1964)
Profesor titular de Filología Latina de la Universidad de Oviedo. Vicedecano de la Facultad de Filología desde 1996 hasta la actualidad.
.
Obra: Las horas en vano, Gijón 1989; Versos para Ana sin número (Premio Internacional de Poesía Ángel González), Oviedo 1991; En presente (y Poemas de Álbum amarillo) (Premio Internacional de Poesía ‘Feria del Libro-Ateneo Jovellanos. 1991),, Gijón, 1991; La hora de las gaviotas, (Premio Internacional de Poesía «Juan Ramón Jiménez») Huelva 1992; Vengo del Norte, (Accésit Premio Adonais. 1992), Madrid 1993; Nadie responde ( Accésit Premio Esquío. 1994), El Ferrol 1995; La muerte tiene llave (juntamente con Marián Suárez), Avilés. 1995; Con los cinco sentidos (id.), Avilés 1997; Las señas del perseguidor (juntamente con Carmen Nuevo), Avilés 1999; Nada, Ateneo Obrero (Colección Deva), Gijón 2001; 34 poemes (a imaxe del silenciu), Oviedo, 2003; Tocata y Fuga, Oviedo, 2004.

Entre otras, figura en las antologías: Antología de poesía española ((a cargo de José Enrique Martínez) Ed. Castalia, 1997; Antología de Luis Salcines Toes direcciones, Asturias-Santander, 2001; Palabres clares (Un cuartu de sieglu de poesía asturiana, 1980-2005 (a cargo de José Luis García Martín), Oviedo, 2005

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USTED seguro que ha sentido vergüenza alguna vez
al decir que en su cuarto caía una gotera
o que su pobre madre le hacía el bocadillo
siempre de natas con azúcar
-son cosas de la vida-.
Confieso que en mi casa el olor a humedad
era casi entrañable
y todos los domingos se comían garbanzos,
salvo en alguna fecha señalada.
Que lloré muchas veces por no querer llevar
los jerseys con coderas
o no tener un lápiz con enanito arriba.
Confieso que la ropa nos la daban los primos
que ahora son albañiles
y que nuestra familia se rompió por la herencia
de unos metros cuadrados de baldosas con taras
-son cosas de la vida-.
Que, a escondidas de todos y hasta los siete años,
tuve el chupete debajo de la almohada.
Confieso que los míos son personas sencillas:
usted sospecha que hablo de un padre que no sabe
lavarse bien los dientes,
de una mujer que escribe con mala ortografía,
de unos hermanos fieles como la misma sangre
y una casa que huele, cada vez que entro en ella,
a las húmedas manos de la melancolía.
Confieso que he nacido donde hubiera elegido
por encima de todo
cada vez que naciera.

Del libro
"La hora de las gaviotas"
Premio Internacional de Poesía Juan Ramón Jiménez Huelva 1.992







1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué hermosura, Dios mío, cuántas veces quise decir lo mismo, con las mismas palabras... Sentir así debe de ser maravilloso... Argentaria. Tarragona