31 marzo 2014

Alicia Calero








Espera
 


El sol se pone.
Las nubes se tiñen de colores.
Una brisa acaricia mi piel
y un majestuoso monasterio
me protege
mientras espero ansiosa
las deseadas confidencias atrasadas.


Lupe García Araya.






De pronto lo tuve todo:
las cartas, las incógnitas,
historias que no existieron
y encontré mil formas
de inventarte.
Envolví recuerdos,
busqué espacios, colores
y domingos de paz.
Lo tuve todo:
tus libros preferidos
e inviernos eternos
para soñarte.
Hoy he perdido
el abrazo último
que me diste
por una mañana
llena de tristeza
donde ya nada es posible.



Del libro : Imágenes de agua y tiempo.

Antonio Porras




Nace la primavera

 




La primavera amanece
la brisa de la mar
estrena melodía
mientras el sol

amagado tras las nubes
rompe la sombra de la noche.

Cargado el viento
de mil notas musicales
acaricia mis sentidos,
su perfume
en céfira montura
promete flores de azahar
que danzan suavemente
al ritmo del amor.

Un nuevo hálito
penetra por mis ojos
quebrando desventuras
que trajo el otoño fenecido.

Hoy, todo es más bello
se conjuraron las almas
del cosmos infinito
para salvar la beldad,
para recordar al hombre
su lábil existencia,
que el utópico horizonte
no es más que la conjunción
entre el éter celestial
y un mar de intenso azul


preñado por la vida.

No, no muere el universo
pues tiene
en su eterno esplendor
la clave de la vida,
la esencia del espíritu
que lleva hasta el mañana.

Me entrego a mis sentidos
y busco la simbiosis
con este nuevo mundo
que gesta mi esperanza,
toca mi piel el alma de su aliento
siento sosegado sus suspiros
bailan mis ojos con su luz
descubre mi olfato su caricia
mientras mi boca se llena
del dulzor primaveral
de mil estambres
fecundando el fruto del mañana.

Y yo,
llevado por tan tierna melodía
me entrego al sueño de mi fantasía
donde todo renace y resucita
donde mi mano tendida
juega con el cosmos
buscando la verdad
que da la savia del árbol de la vida.

Berna Wang





Que la vida te regale en su momento...




Que la vida te regale en su momento
sólo el dolor preciso:
ni tan leve que pase desapercibido

ni tan grande que lo invada todo.
Que no te olvides
ni necesites analgésicos para olvidar.
Sólo el latido exacto en el lugar justo
para saber que la herida está ahí,
que hay que tener paciencia,
y cuidarla hasta que cure.

30 marzo 2014

You Can't Go Home Again - Enrico Rava & Paolo Fresu

Mª Teresa Horta





Morir de Amor

orir de amor
al pie de tu boca

Desfallecer
la piel
de sonrisas

Sofocar
de placer
con tu cuerpo

Cambiar todo por ti
si fuera preciso

Maria Teresa Horta “O Destino”, 1997.
Trad. U.S.

Isabel García Mellado

 

 

 

 

 

SI PUDIERA SALIR DE ESTE MAR

 
 
si pudiera salir de este mar
y los niños girasen
sin nombre ni sombras
en algún momento entre mis manos
de arena cálida y aquellos ojos sin sentido,
dejaría quizá de recordar el vacío,
aprendimos que el frío habita las palabras sencillas
por eso nos sorprende,
hay que saber tantos lenguajes para llegar a comprender
que nada es lo que parece
y por eso es hermoso
perfectísimas perlas forman este miedo ,
tenía que haberlo previsto:
cuando estalle la ecuación
nos sentiremos perdidos, olvidaremos
que la piel es una casualidad
los pensamientos redacciones de colegio
de las que no llegamos a estar satisfechos,
si pudiera
dejaría de llorar
cuando veo un caballo corriendo libre dentro del viento
contaría los síes que vendí a un precio ridículo,
y las pocas islas en las que merece la pena perderse,
después de deshacernos de la antigua armadura
seríamos un rato libres
y compraríamos otra, más ajustada al tiempo
para poder quitárnosla
más adelante

Ana García Briones. Copyright ©


Sin ropa, desnuda,
vestida de ilusión,
me embriago de palabras,
de huracanes


y remansos de paz.

Escucho a las musas
que vienen con alas
en paquetes
sin certificar.

Rompo los moldes
de la rutina.
Me lleno de amor,
y vuelo sobre versos
que acarician
mis sentidos.

Maria Gomez Martinez,

Maria Gomez Martinez,



Le prometió una noche
de hombre-lobo
entre caderas y rumbas.
Yo soy la mujer,
dijo ella celebrando sus piernas
depiladas con la cera
del porsiacaso.
Olvidó, sin embargo,
que la luna no engaña
en cuartos menguantes.
Divergencias capilares,
se dijo,
posiblemente.


foto de Denis Heirendt

J.S. Del Viejo



Haíku





El horizonte
es sólo una mentira
de caminantes.

Eva Muñoz Senarriaga







Estoy dispuesta a deshacer los abismos
llegar a las oscuras redes del silencio
y pactar con la lejanía del frío destierro,
si detrás del horizonte está tu sonrisa.

Pedro Javier Martín Pedrós.





Te sentí corriendo en pleno desierto,
con tus zapatos de charol hacia
ninguna parte.

Te sentí llorando en yates de lujo,
en forma de cayucos camuflados
de libertad.

Te sentí sobre mi pecho desnudo,
con mirada de ángel convertido
en hombre de color.

Te sentí en mis manos distraídas,
llenas de cursilería y de vergüenza
escondida.

Te sentí en la mirada del espejo
esta mañana, preguntándome
por mis sonrisas
y sueños oxidados.



Del libro: Poesía en la distancia.

Begoña Abad.





He cambiado radicalmente de vida.
Antes vivía con tu soledad,
ahora vivo con mi compañía.


Del libro : Cómo aprender a volar

29 marzo 2014

Eugenio de Andrade



Blanco en lo blanco




Haz una llave, aunque sea pequeña,
entra en la casa.
Consiente en la dulzura, ten piedad
de la materia de los sueños y de las aves.

Invoca el fuego, la claridad, la música
de los flancos.
No digas piedra, di ventana.
No seas como la sombra.

Di hombre, di niño, di estrella.
Repite las sílabas
donde la luz es feliz y se demora,

vuelve a decir: hombre, mujer, niño.
Donde la belleza es más nueva.

The Cranberries - Ode To My Family

Diana Chedel












DORMIR CONTIGO

Dormir contigo
protegida en tus brazos
sabiendo que mis sueños
son tuyos mi amado.

Descansar apacible
apretando tus manos
con esta paz que siento
estando a tu lado.

Después del amor
agitado y apasionado
reposar sin sobresaltos
sabiendo que tú me amas tanto.

Dormir, amar, amar, dormir.
Esto que siento por ti
me lleva a la gloria
de solo pensar que cuando despierte
tú estarás aquí abrazado a mí.

Autora: Diana Chedel
Derechos Reservados
Imagen de la Red.

Ernesto Sábato


Tal vez a nuestra muerte el alma emigre:
a una hormiga,
a un árbol,
a un tigre de bengala;


mientras nuestro cuerpo se disgrega
entre gusanos
y se filtra en la tierra sin memoria,
para ascender luego por los tallos y las hojas,
y convertirse en heliotropo o yuyo,
y después en alimento del ganado,
y así en sangre anónima y zoológica,
en esqueleto,
en excremento.
Tal vez le toque un destino más horrendo
en el cuerpo de un niño
que un día hará poemas o novelas,
y que en sus oscuras angustias
(sin saberlo)
purgara sus antiguos pecados de guerrero o criminal,
o revivirá pavores,
el temor de una gacela,
la asquerosa fealdad de comadreja,
su turbia condición de feto, cíclope o lagarto,
su fama de prostituta o pitonisa,
sus remotas soledades,
sus olvidadas cobardías y traiciones.

Foto de Sergio Juan

Virginia Quiroga

Virginia Quiroga






DESPERTAR




¡Quédate!...no huyas y
cobíjate en mi letargo.
¡Despierta!...vagaré en la mañana
buscando tus miedos...
abrazando tu alma.

Víctor Manuel Guzmán Villena

 
 
LA MUERTE DE UN AMOR





He bebido la locura y la muerte del amor
hasta perderme en el sueño profundo
 de los delirios de tus tinieblas
que  invaden mis inhabilitados recintos
que como arena  del desierto de la soledad
recorren los  tiempos  perennes de mi  vida

Vicente Aleixandre,


JUVENTUD

Estancia soleada:

¿Adónde vas, mirada?

A estas paredes blancas,

clausura de esperanza.

Paredes, techo, suelo:

gajo prieto de tiempo.

Cerrado en él, mi cuerpo.

Mi cuerpo, vida, esbelto.

Se le caerán un día

límites. ¡Qué divina

desnudez! Peregrina

luz. ¡Alegría, alegría!

Pero estarán cerrados

los ojos. Derribados

paredones. Al raso,

luceros clausurados.

28 marzo 2014

Pepa Ortiz Moreno

Moradas



en el muelle de la mano de un muerto
en la memoria de un loco que saltó el muro
en el llanto de un niño que mordisquea mi pezón
en las rejas de mis ojos
en el abrazo musical
de un lobo que cojea
en el mundo enojado con mi risa a destiempo
en la ola del verdugo que me arrastra al peregrinaje
en el beso pedregoso del compañero de ruta
en los trescientos pasos de loba para darle la espalda al precipicio
en saltar a la pata coja sobre las fauces de la paz
en festejar ese coqueteo furtivo de mi soledad con alas



Luisa Castro



Inocencia


Se acabó la inocencia.
Era una bebida empalagosa y breve,
una comida exótica,
ahora ya lo sé.


La probé.


De esas cosas que se toman un día
y siempre las recuerdas,
de esa gente que te encuentras
y no vuelves a ver.


Nunca sabrás lo que pasaría
en el banco de la inocencia.
Con los pies colgando
allí sólo vive la gente que no recuerdas,
lo que nunca ha pasado.


Te sentaste un momento
a escuchar desde lejos la orquesta.
Era duro y solitario
el banco de la inocencia.
Demasiada prisa en volver
como para no olvidarte algo.


Ahora ya lo sabes,
la inocencia es esa gente
que se quedó tu chaqueta.


De “De mí haré una estatua ecuestre” 1997

Luis Felipe Comendador,



conviene distraerse un poco


Porque da igual el mes del calendario
o el día de la semana
y salir o quedarse en la cocina
con unas aceitunas,
porque no tiene caso enfadarse o reír tanto
que te duela la cara o los nudillos,
porque se caen las horas
y mi cuerpo regula solo su adrenalina,
porque al final de todo
el dinero resuelve
pone y quita,
porque me da la gana
o ni siquiera por eso,
porque estando sentado
pasa el mundo y sus cosas
como un telediario o un concurso grotesco,
porque me duele a veces
ser como soy
pero me olvido,
porque si digo basta
es que ya no hay salida,
porque hace calor,
porque estoy viejo,
porque ya ni pensar me sirve
ni aún sirviendo...


Porque soy,
siempre fui,
subjuntivo o pasado...


¡Qué desastre!

Pedro Javier Martín Pedrós.




Lloro con el rasgueo de una guitarra
sin fronteras,
ante la marcha infinita de un adiós
lleno de lluvia,
con los huérfanos de lo cotidiano,
y con manos arrugadas de sufrimiento.

Lloro cuando la puerta
está siempre cerrada para
los mismos,
y los mismos nunca tienen voz.

Lloro cuando roban un abrazo
en cualquier hospital,
cárcel o burdel.

Lloro ante un pincel roto,
una palabra herida de rencor
o cualquier amenaza a la
alegría.

Lloro ante los pasos de
un soldado con destino a
“guerras solidarias”
y su familia esperando
eternamente en la ventana.

Lloro pelando una cebolla,
pariendo un poema,
y la comunicación imposible.

Lloro tras las cortinillas de un
vagón iniciando la marcha
en cualquier estación del año.

Lloro ante tu pañuelo, oliendo
fragancias que ya se fueron
anunciando recuerdos de ida y vuelta.

Lloro con la música que une puentes,
cuando amo acurrucado a tus entrañas,
y no encuentro luz en mis sueños.

Lloro en la orilla de cualquier
playa sintiendo las caricias
que me envías con las olas.

Lloro si no siento los silencios
que me dicen que estás cerca.




Del libro : Poesía en la distancia

Isabel G. Jiménez






Aforismo del corazón IV

No quisiera verte llorar,


que te quiero cuando ríes
y, si lloras,
temo quererte más.

© Isabel G. Jiménez: Sentires y Pensares de la Madrugá. Celya.

Ana García Briones. Copyright ©




 
















Un dulce satén de palabras,
un canto a la vida
al corazón sencillo.

Escucha el viento.

Un nido de blancas golondrinas,

 
un atardecer con olor a flores.
un escalofrío en las venas.

Escucha el viento.

Un perfume sobre el musgo negro,
un vuelo de pájaro herido,
un latido hermoso.

Escucha el viento.

Una noche de mieles
entre nubes de fantasía,
un puente al llanto de los suburbios,
un brote de ilusión perdida.

Escucha el viento…