31 agosto 2014

Gioconda Belli




Como tinaja

En los días buenos,
de lluvia,
los días en que nos quisimos
totalmente,
en que nos fuimos abriendo
el uno al otro
como cuevas secretas;
en esos días, amor
mi cuerpo como tinaja
recogió toda el agua tierna
que derramaste sobre mí
y ahora,
en estos días secos
en que tu ausencia duele
y agrieta la piel,
el agua sale de mis ojos
llena de tu recuerdo
a refrescar la aridez de mi cuerpo
tan vacío y tan lleno de vos.

Ángel Guinda













LOS CABALLOS



Sé que el vino conduce a la embriaguez
y sé que la poesía conduce a la pasión.
Salah ‘Abd al-Sabur



Retumban en mi calabozo pisadas avanzando, avanzando.

(Será el trotar de cascos de los caballos desbocados que son mis pensamientos abriéndose paso entre la lucidez, la hostilidad, el abarrotamiento.)

En ese calabozo hay tantos encuentros y abandonos; tanto fragor, turbiones, mundos; tantas riadas y avalanchas, que sus barrotes van a reventar la cabeza que es mi calabozo.

¿Adónde lleva el espanto a estos caballos?

¡Trotan y trotan caballos avanzando, avanzando hacia la lejanía; atados a sus sombras, sin un destino fijo, cegados por el sol!

Almudena Guzmán



Volvemos a comer juntos...


Volvemos a comer juntos.
Este hombre cada día más guapo y a ti te rebasan las orejas.

Qué importa.
Qué importa el poco tiempo que tienes para enamorarlo,
qué importa la sopa fría
-no puedes permitirte el lujo
de perderlo de vista un solo instante, Almudena-,
si cuando vas a citar "yo siempre estoy triste"
él se anticipa y acariciándote los ojos dice que le encanta
tu alegría.

Agustín Linuesa Cáceres

 




La gente

se agolpaba sobre el asfalto

mirando al cielo,

donde se libraba

la asombrosa persecución


mirábamos también nosotros

tú /

yo / y unos cuantos

indignados por la barbarie

que ante nosotros se aplaudía


la figura sobrevolaba nuestras cabezas

realizando cabriolas

y movimientos

bellos y arriesgados


tras él, varias decenas de

aviones de guerra yhelicópteros militares

imitaban a duras penas el vuelo

de la figura para darle caza


desde el suelo, a escasos metros

de nosotrosde ti /

de mi /

y de unos cuantos

las armas de algunos agentes de la ley

escupían con furia sobre aquel ser

que sin duda

parecía venir de otro mundo


finalmente el macabro espectáculo terminó


El alborotado gentío

Se sobrecogió cuando uno de los misiles lanzados

por uno de los aviones

Impactó

sobre el perseguido,

que no tardó demasiado

en chocar contra el suelo


me pareció que mientras caía

durante algunos instantes

había mirado hacia nosotros

hacia ti /

hacia mi /

(y hacia unos cuantos)


todos aplaudieron a la vez que exclamaban


“hemos

derribado

a un Ángel”

Horacio Guardado




Solo por eso


Con vos quiero tener un día de sol aun con nubes
Con vos quiero contornear la llanura de las dudas
Con vos quiero recorrer los senderos que pise una vez
Con vos quiero llevar las manos llenas de futuro
Con vos quiero convencer al saldo de mi vida
Con vos me recojo en los relojes de otras horas
Porque te quiero así, sin dobleces, como el pan casero
Porque te quiero como esas salsas que hago a veces
Como las plantas que crecen en mi patio
Son así mis sensaciones, mis temblores mas íntimos
Con vos renuevo el llanto, la boca se me seca
Con vos canto sin cantar, bailo locamente y me sonrojo
Con vos soy uno, dos y tantos hombres que me habitan
Por eso te escribo, por eso te extraño, por eso te acaricio
Por eso pienso en vos, cuando ya ni pensaba en nadie
Aunque no te lo diga, aunque me calle, debes saberlo
Con vos ire en puntas de pie, para no despertarme
Para no despertarte, simplemente para soñar ser feliz
Aterrizando en el verde que estoy preparando en tu vida
Con jazmines azoricos, flores de colores y este abrazo
El mismo que deseo desde mi juventud, cuando aun no eras
Por eso no encuentro palabras, solo susurros de mi amor
Por eso me callo en un mar de dudas amenazantes y voy
Por todo, con los dolores del tiempo, las sonrisas del sol
Estoy entregándote este pedazo grande de mí, apenas mi alma
Y ya estoy grande para mentirme, para desear lo no deseado
Por eso y por tantas cosas que me ocurren a diario
Renuevo el abrazo viejo y lo titulo con tu nombre

Por eso, solo por eso

30 agosto 2014

Jorge Novack






si un día encuentras un lugar por ahí
con mucha huerta buena hierba y no es cementerio
avísame
la soledad de un piso cierra puertas ventanas
y tiene demasiados silencios
necesito espacio para ensuciarme las manos

José Manuel Acosta.





TASHNAG NUIT
*********************
inspirado en el genocidio Armenio por parte de los Turcos.



Me quema el ciclope literario
ante el quebrantahuesos poético.

La herrumbre asolapada
lleva el nombre de los muertos,
el estigma Nobel
no predica en vano.
-Mientras-
Se rompen las palabras
en el desfiladero
de las almas.

Luis García Montero




El amor difícil



Quizá tú no me viste,
quizá nadie me viese tan perdido,
tan frío en esta esquina. Pero el viento
pensó que yo era piedra
y quiso con mi cuerpo deshacerse.

Si pudiera encontrarte,
quizá, si te encontrase, yo sabría
explicarme contigo.

Pero bares abiertos y cerrados,
calles de noche y día,
estaciones sin público,
barrios enteros con su gente, luces,
teléfonos, pasillos y esta esquina,
nada saben de ti.

Y cuando el viento quiere destruirse
me busca por la puerta de tu casa.

Yo le repito al viento
que si al fin te encontrase,
que si tú aparecieses, yo sabría
explicarme contigo.


Carlos Barral




A veces

A veces cuando era
temprano todavía para verte
o cuando la ventana
se abría a la distancia y al sonido
de tanto hierro puesto y tanta arena
que cruje a tierra extraña en los caminos
remoto a la esperanza
me volvía a aquel sitio en que dejamos
las soledades juntas y las voces.

Te hallaba limitada
de corazón disperso y de alegría
por todos los costados y flotando
en la noche segura y abundante
que nunca se consuma.

Sin embargo a lo lejos
tan pronto me acogías con los nombres
de las cosas comunes, en sigilo
sentía que tu isla no estaba ya a mi alcance.

Entonces por entero
reincorporado al límite del cuerpo
volvía a la certeza de la espera.

Ana García Briones. Copyright ©




Se deslizan caricias
como burbujas cristalinas
en forma de algas.

Las hojas se extienden,
el perfume penetra
en las grietas,
derramando luz,

reverdeciendo los vacíos.



29 agosto 2014

André Rieu - You Raise me Up

Daniel Corengia





Daniel Corengia,  Argentina, Bsas, capital. 

Escribo poesía y publiqué hasta el momento sólo en antologías

Estos son algunos de los libros de antologías que publiqué: 

Amanecer solidario (España), Creadores Argentinos. (Cinco sentidos). Voces de hoy, (El mundo lleva alas III), mención especial del jurado. Inspiración otoñal (España).entre otras.

mail: danielcorengia@yahoo.com.ar

Suplicaré que me quieras

Mi vida está en suplicarte que me quieras
En encantarte con mí voz queda
Entre una nube y la sombra
Entre el lamento y mi queja
Te vestiré con las ropas más hermosas te lo prometo
Con mis manos más vacías
Donde se acunan las nostalgias de los días
Donde dormitan nuestras distancias, nuestra alegoría
¿Me querrás algún día?
Yo te esperaré aunque el alba se me acabe en mi templanza
Aunque mi mano ya no pueda más
Aunque mis venas se hayan enroscado con mi cuerpo
Aunque mi latido no sea latido sino un silbido mudo
De un pájaro acaecido en la llovizna
Te esperaré igual, rota y desértica, como una rosa en la sombra
Moribunda, con mis manos enlodadas en tu esfinge


BRENDA ASCOZ







Si en la medianoche



parecen sus pechos más grandes,

si las areolas más oscuras


-como oscuras son


ciertas horas, ciertos misterios-


Si ella te habla con otra voz


o descubres en sus pupilas pardas


ribetes de tinta verde que te asustan


es que me colé en su cuerpo


para dormir a tu lado


Ana Isabel Illueca





Nació en 1903, en la ciudad de Panamá. Estudió en Panamá. En la Escuela Normal de Institutoras recibió su título de maestra de Enseñanza Primaria; y, en 1944, se graduó de profesora de español en la Universidad Nacional de Panamá. Dedicada plenamente a la enseñanza, ha sido profesora de la Escuela de Artes y Oficios Melchor Lasso de la Vega y del Instituto Nacional de Panamá, donde se le rindió homenaje al ser declarada supernumeraria después de veintinueve años de labor educativa. Durante muchos meses, en rigor por cerca de tres años, dirigió una página poética en la revista Acercamiento, prestando con ello un real servicio a las letras nacionales.

En sus años de maestra de Primaria compuso poemas infantiles, como El Limpiabotas, El Vendedor de Periódicos, La Oración de la Maestra y Pininos.

Ana Isabel Illueca ha consagrado su nombre con los poemas de motivos típicos panameños basados en el costumbrismo criollo. Su musa, henchida de patriótico sentir, permite considerarla como la "poetisa campesina panameña".

Su obra literaria, conocida por periódicos y revistas del Continente, ha sido recopilada por la poetisa en una Antología expresiva de su personalidad.

Su poesía contiene rebeldía social, impregnada del sabor de las tierras y de los sentires campesinos de Panamá. En el decir poético, sencillo y sin artificios, vibra el dulce cantar entristecido de pesares amargos. Tiene su poesía la humildad orgullosa de los patrios lares.

Poetisa popular, Ana Isabel Illueca dice con mucha entereza cuanto piensa y siente. Su poesía no es fuga de la realidad; es tan sólo la glosa de sus vivencias. Como dice en la "Introducción" a su Antología Poética, "aquí no hay sueños... se nutrió de realidades".

Murió el 25 de septiembre de 1994.




Si yo fuera hombre, sería aventurero

sediento de mundo, ansioso de amor;

me hartaría de mares, de tierra y de cielo

y entre mil placeres ahogaría el dolor.


Si yo fuera hombre nunca tendría vallas...

Nadie me diría:"No puedes pasar"...

Saltando los fosos, borrando las rayas

seguiría adelante sin jamás cesar.


Si yo fuera hombre, la fuerza que traba

esta rebeldía que tengo en mi ser,

sería cual seda, de sutil y vaga,

que mi recia mano podría deshacer.


Yo envidio tu cuerpo fuerte y resistente...

tu caja toráxica ancha y varonil...

tu brazo de atleta...

tu mano potente

que estrecha la mía, sincera y gentil.


Te miro...

te miro...

Mis ojos se alargan

de ansias de ser hombre como lo eres tú...

Tener la grandiosa cualidad del agua

del mar, que revienta con furia la barra

y arrulla la arena con su blanco tul.


Si yo fuera hombre, yo me haría tu hermano,

partiría contigo sueño y realidad...

viviría la vida sin este desgano

y esta sed de muerte y de eternidad. 

Francisco Gálvez



 




Vaivén

El mar mantiene su vaivén

variable, e invariable.

Miro las aguas espumosas
y luego transparentes,

suben y bajan en la playa,

se estrellan en las rocas.

En apariencia son uniformes

en su movimiento,

pero la diversidad reina

en todos sus gestos.

28 agosto 2014

Sara de Ibáñez





Isotermia


Te supe un condenado otoño
al ras de las cortezas
en el sinuoso curso de meandros

Choque brutal de pupilas perplejas
vorágine apretando estupro con el cielo
acunándonos el vértigo Iniciados babilonios

te supe a media voz Con un deseo mágico
rozándonos tobillos los secretos más
profundos del pecado

Sabía que existías
que te extendías grave en severos firmamentos
que conjugabas hechizos y serpientes

Que mecías tu cuerpo entre sombras ajenas y neblina
que tu gula era salvaje
que te enviaba Belili el infernal

Me convenció tu juego irreverente
tu descarnada afrenta Tu azul arcano
tu ser de sorpresiva ráfaga encantador heraldo

Y pregunté mil cosas esa noche
Era otoño Contestabas de perfil
repasando obrajes de tu lengua por mis labios

Desbaratamos trágicas hipótesis empanadas ordalías
amable triunfó la rosa de los vientos
y mi mano fue a tu mano

Sentimos nos unía la línea el tiempo el color
Robando el paraíso lo trepamos entre estelas jeroglíficas
colmamos tabernáculos de Ishtar con corderos y un buey blanco

Ondulando recíprocos por una ciencia infusa
por una rara geometría acortando distancias de mortales
ufanos entre sables curvos propicia luna vino en cráteras

Tu calor era regresando del exilio
Incontenidas pasiones estallaban las arterias
Isotérmicos derruimos prologales muros del temor o la vergüenza

Aquella noche la primera Era otoño
Estación para gente de «savoir vivre» de «savoir faire»
Nosotros

Aquella vez se perdieron tus ojos en los míos
y yo sin detener el alma
logré despedazar a tu tristeza


Francisca Aguirre




HACE TIEMPO




A Nati y Jorge Riechmann

Recuerdo que una vez, cuando era niña,
me pareció que el mundo era un desierto.
Los pájaros nos habían abandonado para siempre:
las estrellas no tenían sentido,
y el mar no estaba ya en su sitio,
como si todo hubiera sido un sueño equivocado.

Sé que una vez, cuando era niña,
el mundo fue una tumba, un enorme agujero,
un socavón que se tragó a la vida,
un embudo por el que huyó el futuro.

Es cierto que una vez, allá, en la infancia,
oí el silencio como un grito de arena.
Se callaron las almas, los ríos y mis sienes,
se me calló la sangre, como si de improviso,
sin entender por qué, me hubiesen apagado.

Y el mundo ya no estaba, sólo quedaba yo:
un asombro tan triste como la triste muerte,
una extrañeza rara, húmeda, pegajosa.
Y un odio lacerante, una rabia homicida
que, paciente, ascendía hasta el pecho,
llegaba hasta los dientes haciéndolos crujir.

Es verdad, fue hace tiempo, cuando todo empezaba,
cuando el mundo tenía la dimensión de un hombre,
y yo estaba segura de que un día mi padre volvería
y mientras él cantaba ante su caballete
se quedarían quietos los barcos en el puerto
y la luna saldría con su cara de nata.

Pero no volvió nunca.
Sólo quedan sus cuadros,
sus paisajes, sus barcas,
la luz mediterránea que había en sus pinceles
y una niña que espera en un muelle lejano
y una mujer que sabe que los muertos no mueren.



Begoña Abad





Nunca aprendí a empuñar un arma
y siempre me asustó la violencia,
incluso la verbal.
Por eso, cuando sentía miedo,
cuando escuchaba gritos
o cuando me querías matar
con tus cortantes silencios,
yo escribía poemas
en lugar de defenderme.



Del libro: Cómo aprender a volar

27 agosto 2014

Ana Moledo





Ven a mi ya
Otoño ansiado
Con tus grises
Con tus sombras
En el suelo mojado

Calles limpias y vacías
Humedades y melancolías
La lluvia incesante en los cristales
Contemplo al abrigo de mis soñares.

Pedro Javier Martín Pedrós.




Trocitos de felicidad

Para la cena de hoy,
repetiré
trocitos de felicidad.
Luego los colgaré en la
ventana delantera de la
luna con una nota que
diga:
Para los hambrientos
llenos de tristezas.

Del libro : Soledades

Amaya Blanco

 





SON ELLAS, LAS PALABRAS


Me visten, me despluman,
ponen sobre mi lengua un velo pudoroso,
me despojan del sueño y me proveen de alas.

Son toda mi fortuna,
en su búsqueda, cruzo los océanos
las compro por los zocos; las caras, las humildes,
regateo por ellas,
se las robo a las madres
y a los niños inquietos.

Las diseco y reviven,
se me escapan y sufro.
Vuelvo loca a buscarlas,
a arrancarlas del lecho
donde siempre dormitan.

Las ordeno y se ríen,
las nombro y se confiesan,
siempre acuden a mí,
lentas e inoportunas,
cuando ya no hacen falta.

O me llevan a terrenos pantanosos,
ponen mi pie en arenas movedizas,
y se dan a la fuga
como seres inútiles.

Bob Dylan






Soy un vagabundo solitario...

Soy un vagabundo solitario
Sin familia ni amigos.
Allí donde podría empezar la vida de cualquiera,
Es exactamente donde acaba la mía.
He probado suerte en el soborno,
El chantaje y el fraude,
Y he cumplido condenas por todo
Menos por pedir en la calle.

Hubo un tiempo en que yo era un hombre próspero,
No me faltaba de nada,
Tenía oro de catorce quilates en la boca
Y seda en mis espaldas,
Pero no confié en mi hermano,
Le hice caer en desgracia,
Y esa fue la causa de mis desdichas.
Lo que me llevó a desaparecer deshonrado.

Amables señores y amables caballeros,
Pronto me habré ido,
Pero sólo déjenme que les advierta una cosa
Antes de seguir mi camino,
Cuiden de estar libres de mezquinas envidias
Y no se guíen por el código de nadie,
Y guárdense sus juicios para ustedes mismos
O acabarán donde yo.


Colección Visor de poesía 1972
Versión de Antonio Rasines

Gabriel Garcia Marquez





Si alguien llama a tu puerta,

amiga mía,
y algo en tu sangre late y no reposa
y en su tallo de agua, temblorosa,
la fuente es una líquida armonía.
Si alguien llama a tu puerta y todavía
te sobra tiempo para ser hermosa
y cabe todo abril en una rosa
y por la rosa se desangra el día.
Si alguien llama a tu puerta una mañana
sonora de palomas y campanas
y aún crees en el dolor y en la poesía.
Si aún la vida es verdad y el verso existe.
Si alguien llama a tu puerta y estás triste,
abre, que es el amor, amiga mía.

Aida Acosta




Hoy la tristeza es capicúa
se encierra en una torre consumista
llena de garabatos,
su tiempo de deshoras
es la llamada
del silencio,
es la mujer que llora
abriendo su vientre
de pájaros negros,
es el andén
y los pasos que fueron,
es la sonrisa obligada
y los árboles viejos,
el empeño por vivir al desvivirse,
iniciar cada día
una pirámide inversa
que se llena de mar
que se ahoga.
Esta tristeza
lleva piernas largas
y abre senderos
en las manos del olvido.
No quiero hoy
que llegues a casa
con un rastrojo lánguido
de lo que fue ayer
de la tibieza que no hubo
de los besos que olvidamos darnos.
Hay demasiada tristeza, hoy,
demasiada arquitectura
de lo que nunca será.


Del libro Sudor de un paisaje

26 agosto 2014

Lupe García Araya




Podía ser una mañana con alas
y lluvia persistente en nuestros rostros provincianos.
En un momento me estarías hablando
de mascotas y cuadrillas,
de amigos y de fiestas.
Hoy, podíamos estar en un cine de barrio
comiendo bocadillos a oscuras
y de vez en cuando un sorbo de cerveza castellana.
Podía ser un día de tabernas y vinos,
disfrazada de faldas y niña desconocida.
Hoy, tu recuerdo pesa demasiado
para ser solamente agosto, no estar en Madrid,
ni tampoco estudiando


Del libro : Imágenes de agua y tiempo

Ana María Iza






Lobo azul




No quise detenerte
pensaste que era el viento
la fuerza de gravedad que te empujaba

Y era el impulso mío
la sed de lo que parte

Bien puede ser
el sol tras la montaña
o la montaña en sombra desteñida
la ciudad que se esfuma en la ventana
la estela en barco convertida
el olor de los muelles
la hora cero
la caída del Dios que nos levanta

La dulzura de las manos solas
la mancha
en los pañuelos blancos

No quise detenerte
me gustabas por agua

Llévate el lobo azul
Déjame el lila pálido

Aurelio González Ovies,

 



A veces la tristeza te espera en cualquier sitio
y hay que creer en algo.
Hemos venido a ser felices por encima de
todo,
a perder unos seres y formar una casa,
a envejecer un árbol y madurar un fruto,
a decir un adiós y escribir una carta.

Yoyita Margarita








Debiendo sin deber nada.


Un día más, levantarse a las seis de la mañana e ir a trabajar. Allí hay que encender todos los aparatos y prepararse para el tecleo de los botones, que es lo mío, lo que me destinaron en ese sitio donde me gano la comida, aunque de vez en cuando, lo confieso, hago alguna “artistada”, pero ya se sabe bien, todos quieren ser artistas del medio y se sacan del camino a los más artistas de todos.
         Este es un defecto mundial, la competencia, la pelea por hacer, decidir, proyectar y llevarse los méritos si el éxito es grande. Ya me lo sé, ya lo aprendí de este paso por la vida. Por eso ahora vivo muy tranquila, en ocasiones sobrevivo, porque muchas veces se lleva regular trabajar en equipo un día tras otro.
         Lo que me complace es que Isidoro come a diario sus croquetas de arroz y zanahoria. Ese gato del garaje de las unidades móviles tiene un catarro crónico que le va y le viene constantemente, le lloran los ojos, le sangra la nariz y yo sufro por él, pero está gordo y es guapo. También es algo arisco, pero no me preocupa demasiado, siempre intento tocarlo despacio, sin que se de cuenta porque le quiero y deseo sentirlo entre mis dedos.
Hoy, vuelve a ser otra la semana en que revolvieron las cajas entre las que se esconde mi Isi, y por eso, dedico unos minutos de mi horario laboral a crearle un nuevo espacio donde ponerle unas mantas de cuadros viejas para que pueda acostarse, descansar, ilusionarse y durar un poco más.
         A las siete y treinta es hora tomar el capuccino, lo tomo despacio saboreándolo “chopo a chopo”, como dicen por aquí, está rico e impedirá que me desmaye durante las tres primeras horas interminables de labores en el Control 400. Pero lo haré bien, domino la técnica y la tecnología, por eso trabajo allí, sin enchufe, sin recomendación, y por eso me piden para desarrollar los más importantes planes de empresa.
         Finalmente llegamos a las 10:45h y vamos a desayunar. En el grupo hay un chico alto que empezó hace un mes, que nos cuenta con una sonrisa que se acuesta con su novia los fines de semana y algún día de la semana. Otro de pelo largo negro que domina las artes marciales a la perfección y que sólo lo hace el fin de semana porque ella está en Vhigú. Uno que no se sabe bien de que barrio es, que simplemente dice que lo hace con las respetadas prostitutas porque por su compañero ya no siente nada. Finalmente habla él, Amador Galiett Puffgí, que sencillamente no lo hace, y yo, que escucho, guardo silencio, me río y me hago la descarada, la vividora. Porque vivir en sociedad también puede ser eso, decir que eres sin ser, que piensas sin pensar, sobrevivir así porque nadie quiere ser decente, salvo él y yo.
No obstante se ha producido un milagro entre nosotros: “nos queremos a pesar de las diferencias, nos comprendemos, respetamos, escuchamos y reímos unos con las cosas de los otros”.
Somos un equipo magnífico, tenemos que ganarnos los sueldos y lo pasamos bien. Cada uno que haga lo que quiera, yo también me he equivocado pero he decidido olvidarlo. No tengo tanto que contar como ellos de sus conquistas y aventuras y aquí lo digo, como también ha expresado mi buen amigo Amador, que en la vida, creo, se comió una rosca, ni le mimaron ni le besaron.
A ellos no les debo nada ni ellos a mí, sin embargo nos hemos entregado momentos de risas y de compartir mesa en aquella cafetería a la cual no podemos ir salvo que sea en manada.
Camino de mi hogar pienso en sus palabras, la verdad, todo pasa tan rápido, como el tren alvia, como el avión. Sus palabras se dibujan y desdibujan en mi mente, puede que me enfermen un poco.
Pero la vida pasa y me he divertido escuchándoles, y aunque en el fondo les he juzgado, como no soy yo la que les dirá si está bien o mal lo que hacen, puedo convivir con ellos.
Llego a casa, son las 15:30h. Tengo un hambre bestial, hambre 10, pero debo comer verduras y proteínas. Tengo tendencia a engordar y todo lo que como siempre me parece poco. No deseo que me deje el endocrino, es mi freno, pero para ello debo cumplirle.
Allí, sobre la alfombra del pasillo está recostado cómodamente Pochitto, que me mira con sus ojitos tristes porque ha estado solo mucho tiempo. Quiere que lo mime y lo bese. Lo hago gustosa, es un gato especial, por ello me cuesta salir a la calle, porque deseo acompañarle toda la tarde.
Le salvé de un atropello, pero nada me debe, todo se lo debo. Llegó a mi vida en un momento de profunda soledad. Mil gracias mi Pochitto.
Así vamos por la vida, sin deber ni que nos deban, tengo un trabajo que conseguí con esfuerzo porque tengo estudios, nadie me dio nada, nada les debo, talvez me deban ellos a mí por mi responsabilidad y buen hacer, pero no son de los que pagan favores ni les gusta andar debiendo.
Mis amigos y yo tampoco nos debemos nada, cada uno que viva como le plazca, que para los apuros allí estaremos unos para ayudar a los otros, a pesar de todo.
Los gatos tampoco nada me tienen que dar, pues con sus ojitos, comiendo gustosos lo que les doy y estando sanos, ya todo me lo dan y paso yo a deberles.