27 agosto 2014

Amaya Blanco

 





SON ELLAS, LAS PALABRAS


Me visten, me despluman,
ponen sobre mi lengua un velo pudoroso,
me despojan del sueño y me proveen de alas.

Son toda mi fortuna,
en su búsqueda, cruzo los océanos
las compro por los zocos; las caras, las humildes,
regateo por ellas,
se las robo a las madres
y a los niños inquietos.

Las diseco y reviven,
se me escapan y sufro.
Vuelvo loca a buscarlas,
a arrancarlas del lecho
donde siempre dormitan.

Las ordeno y se ríen,
las nombro y se confiesan,
siempre acuden a mí,
lentas e inoportunas,
cuando ya no hacen falta.

O me llevan a terrenos pantanosos,
ponen mi pie en arenas movedizas,
y se dan a la fuga
como seres inútiles.

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