SON ELLAS, LAS PALABRAS
Me visten, me despluman,
ponen sobre mi lengua un velo pudoroso,
me despojan del sueño y me proveen de alas.
Son toda mi fortuna,
en su búsqueda, cruzo los océanos
las compro por los zocos; las caras, las humildes,
se las robo a las madres
y a los niños inquietos.
Las diseco y
reviven,
se me
escapan y sufro. Vuelvo loca a buscarlas,
a arrancarlas del lecho
donde siempre dormitan.
Las ordeno y se ríen,
las nombro y se confiesan,
siempre acuden a mí,
lentas e inoportunas,
cuando ya no hacen falta.
O me llevan a terrenos pantanosos,
ponen mi pie en arenas movedizas,
y se dan a la fuga
como seres inútiles.
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