31 marzo 2011

Uberto Stabile,



Trece pruebas de amor y un vampiro



Tiene la piel sedienta, tiembla caundo me mira y es consciente de su





ridículo mientras habla sin decir lo que pasa.


Intentará que yo le abandone con tal de no reconocer que su amor ha muerto.


Cuando mira el paisaje en el que yo habito, tan sólo alcanza a ver una roca desierta en mitad del océano.


Tiene tanto miedo a su inocencia que se declaría culpable de cualquier crimen que no hubiera cometido.


Lo más hermoso y humano que posee, es su propio miedo a parecer

tan frágil como en realidad es.


Siempre que me llama es para decirme adiós, y cada vez que

tenemos que separarnos llora como un niño desconsolado.


Vivimos lo mejor de nuestras vidas en un momento, nos hacemos


eternos en un instante, y el mundo nos parece un planeta lejano,


cuando abrazados somos dueños de nuestro fugaz destino.


Ese amor secreto, prohibido, imposible, en su locura, su fe ciega, es

más puro e intenso que todo el amor que puedan acumular las


caricias de una vida compartida.


Ninguna sombra ha brillado tanto como la sombra en la que, por


amor, he sido confinada.


Tiene sus ojos las palabras justas.


Si él habla de amor lo haría sin nombrar el amor, a una mujer esa


palabra no le duele pronunciarla.


Sé que no es azul el mar cuando se encierra en un vaso de cristal,


que la luna no siempre es blanca, ni la luz de las estrellas eterna, y


aún así prefiero creerte; sus mentiras no son menos ciertas y hacen


más hermoso este infierno.


Como el viento que precede a la tormenta y agita las finas acacias,


como el intenso olor de la tierra mojada, como un barco a la deriva,


así es mi amor. El deseo que me conmueve.


el vampiro:


Quién pudiera contigo llorar esta pasión, empuñar una lágrima y


disparar sobre Dios.


Foto de : Model Stefan Erik

Aurelio Gonzalez Ovies,



Miraremos atrás


y cuando estemos a la altura

del recuerdo,


habrá gaviotas planeando

el mar donde fuimos como un niño


de arena;


habrá un pueblo descrito con cal viva


y un camino hacia el verano.Diremos adiós


y empezará el atardecer a respirar


en los jazmines.

Lilián Pallares



Lilián Pallares nació en Barranquilla (Colombia) en 1976. Es Comunicadora Audiovisual y Periodista. Ha estudiado Creación Literaria, Guiones para Largometrajes, Escritura Creativa y Filosofía. Escritora de poemas, relatos, crónicas, guiones y monólogos humorísticos. En 1999 ganó en Barranquilla el Concurso de Poesía inédita de la Universidad del Norte. En el 2007 ocupó el Primer Lugar con sus relatos: “Reflexiones del vaivén”, organizado por la Revista “Toumai”, y “Servicio Anónimo”, organizado por la Asociación Cultural Fusionarte. En el 2010 publicó los libros Ciudad Sonámbula: crónicas y relatos de calle y Voces mudas un “Poemario-Disco” a ritmo de tambor, en cuya producción musical participaron los reconocidos percusionistas Shangó Dely, Alvaro Llerena y Yuvisney Aguilar. También participó como guionista en los cortometrajes poéticos “Llanto Congelado” y "La danza de los pinceles", el cual fue premiado en el “Festival Flamenco de Cortometrajes FFLAC” en Madrid y presentado en el “XX Festival Flamenco de Nîmes-Francia 2011”.


AROMAS DE LUZ

Son los aromas ensordecedores,
los silencios visuales,
El sabor a mar, el sabor a menta,
Los colores y formas inexplicables.
Los suspiros vagabundos, los miedos y esquizofrenias.
La mirada intrigante que no escapa de las trampas.
El teatro de un hombre sentado en la butaca.
La hoguera ardiendo detrás de las palabras.
Tal vez son las depresiones, las angustias y el desconcierto.
Los enemigos y los opuestos.
O quizá,
los compases de la espera que rompe los cristales.
Son las bendiciones y maldiciones que inventamos.
El despertar salvaje de los océanos.
La lágrima que humedece los desiertos y alimenta los mares
La canción desconocida que se canta muriendo.
Es temor.
Es ira.
Es ficción.
Son invisibles.
Son pieles que huelen a tierra.
Amores que se unen
cuando el sol aparece

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30 marzo 2011

Balance, Ismael Serrano

ANTONIO GAMONEDA,



Dos poemas de Gamoneda






En la humedad me amas
y eres azul en tus pezones. hablas
suavemente en mis labios y regresas
a tu prisión en la melancolía


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Estoy desnudo ante el agua inmóvil. He dejado mi ropa en el
silencio de las últimas ramas.
Esto era el destino:
llegar al borde y tener miedo de la quietud del agua.

Enrique Morente - La Estrella

Sonia Martínez Requejo (Berenice),




Con permiso


Veo miles de palabras que me conectan a ti,
las veo volar, empujadas por el viento
y posarse en tu oído.
Deja que mi voz te acune,
que mis momentos se unan a los tuyos
formando uno solo.
Permíteme entrar en tu imaginación,
en tus recuerdos y tus deseos.
Prometo no hacer mucho ruido,
el justo
para hacerte despertar
para hacerte sonreír
para hacerte soñar.








Imágen de Helio Terapias2

Esperanza Medina Martínez


CARTA ABIERTA


Dime que me calle
y yo,
que no pretendo otra cosa que tus ojos
enmudeceré dócil,
olvidaré los signos de las letras,
esconderé los lápices,
dedicaré mis manos a tareas
finitas, cotidianas…
Pero dime que vuele y te recree,
que preñe la palabra
de susurros, cosquillas, sensaciones…
de promesas, de lágrimas,
y dejaré
vacía mi despensa,
solitaria mi casa,
para que quepan dentro, sonrientes,
los nombres de los hombres
a los que nadie llama.
No sé cómo nombrarte,
pero sé que me escuchas,
que me hablas…
(situado justo frente a estas palabras).


Foto de Carlos Mir

29 marzo 2011

Musica por La Paz - Un Mundo Pequeño - Playing For Change - Stand by me - Song Around the World

JUAN ANTONIO MORA



NO ESCONDO NADA







Cuando escribo


no escondo nada,


Todo cuanto escribo mi mente lo señala.


Son signos claros de dudas


en el interior de mi alma.


Pájaros peripatéticos que aterrizan


en los pelos de mis canas,


sueños oscuros que necesito descifrar


con calma.


Todo cuanto escribo


dentro de mí se desparrama


en un blanco pliego,


que describo con palabras.


Hoy no tengo que decir grandes cosas,


salvo este silencio digno de alabanza


y esta loca música,


que golpea cándida mi alma


y hace temblar mi corazón


de solitario pájaro.






Del libro “La ciudad es un desierto” editado por colección


“Fuente del aire” de poesía. (1992)




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ANTONIO GARCÍA VILLARÁN (El Cangrejo Pistolero)



GANCHO DE IZQUIERDA


Querido MAESTRO:
recibí tus clases,
asistí a tus cursos
pero jamás
JAMÁS
me diste
una lección.

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Charles Baudelaire,



EL ENEMIGO

Mi juventud no fue sino un gran temporal
Atravesado, a rachas, por soles cegadores;
Hicieron tal destrozo los vientos y aguaceros
Que apenas, en mi huerto, queda un fruto en sazón.
He alcanzado el otoño total del pensamiento,
y es necesario ahora usar pala y rastrillo
Para poner a flote las anegadas tierras
Donde se abrieron huecos, inmensos como tumbas.
¿Quién sabe si los nuevos brotes en los que sueño,
Hallarán en mi suelo, yermo como una playa,
El místico alimento que les daría vigor?
-¡Oh dolor! ¡Oh dolor! Devora vida el Tiempo,
Y el oscuro enemigo que nos roe el corazón,
Crece y se fortifica con nuestra propia sangre.

CUENTO. Maria Magdalena Gabetta .



La joven y el cántaro.-











Me llamo Dorotea, hace apenas un mes cumplí catorce años; mi madre dice que ya estoy en edad de tener marido. De sólo pensarlo me avergüenzo, aunque he observado a varios jóvenes que me miran codiciosos cuando voy a la fuente a buscar agua con mi cántaro.
Exactamente el día de mi cumpleaños fue que al regresar de la fuerte crucé a ese extraño hombre. Turbada noté que al mirarme su rostro empalidecía mientras sus ojos reflejaban asombro, como si hubiese visto un fantasma. Realmente me asustó mucho y caminé de regreso a mi hogar lo más rápido posible.
Mis pies descalzos y gordezuelos volaban sobre las calles empedradas. el cántaro se sacudía sobre mi hombro y el agua salpicaba mi rostro y mi cuello. Aún así, lo llevaba asido muy fuerte, ante el temor que se cayera. Hubiera sido un desastre, mi madre no me lo perdonaría, ella no podría comprar otro en el mercado.
De vez en cuando miraba sobre mi hombro y veía que el hombre caminaba tras mío, decidido y con largos pasos para no perder mi rastro. El peso del cántaro dificultaba mi huida, pero apenas traspuse el portal de piedras de mi hogar me sentí a salvo.
Finas gotas de sudor surcaban mi rostro mientras mi corazón latía como el de una paloma asustada. Me dirigí hacia la cocina buscando refugio cerca de mi madre.
Ella se encontraba sentada en una vieja silla de paja, pelando unas papas para el frugal almuerzo que pronto compartiríamos. Apenas me prestó atención cuando ingresé y yo sentí temor de comentarle lo ocurrido. Es muy seria, siempre triste y pensativa. Desde que murió mi padre sus ojos están apagados, como si algo de ella hubiera muerto con él. A veces pienso que se mantiene viva por mis hermanitos y por mí.
Recuerdo que cuando mi padre vivía todo era distinto en nuestra casa. Las risas y la alegría superaban la falta de otras cosas, éramos felices con lo poco y lo principal de todo era que ellos se amaban y nos amaban. Mi padre solía elevarme en el aire cuando regresaba de su trabajo y llenaba mi rostro de besos diciéndome que yo era su princesita. En esa época mi hogar irradiaba una luz que ahora ha perdido.
Ahora mi madre siempre está preocupada y nunca ríe. Sé que es lo que la preocupa. Alimentar a sus cinco hijos, siendo yo la mayor, una mujer. No es precisamente una alegría eso para una viuda pobre. Nos alimenta como puede y trabaja muchas horas lavando y planchando para una Posada cercana.
A veces la ayudo blanqueando las sábanas, es un trabajo agotador; seguramente el motivo de sus espaldas tan arqueadas. Ella prefiere que me dedique a los quehaceres de la casa y a cuidar de mis hermanitos. ¡Pobre madre! ¡Cuanto necesitaría un hijo mayor varón que la ayudara trabajando en la fábrica dónde trabajaba papá! Andrés quizás pueda hacerlo en un par de años, el patrón nos lo ha prometido.
Mientras depositaba el cántaro sobre la mesa, escuché que alguien llamaba haciendo sonar sus manos repetidamente. Intuí que era ese hombre tan extraño. Temblé pensado en qué querría.
Mi madre salió a atender y desde la cocina escuché su voz alternándose con la voz exaltada y fuerte de un hombre. Con el alma en la boca – sin saber porqué – me senté en la silla que ella abandonara y continué su labor.
Al poco rato regresó a la cocina y para mi sorpresa vi que lucía una gran sonrisa y en sus ojos siempre atormentados, brillaba una luz que hacía mucho no veía. Acercándose a mí, tomó mis manos y me dijo;
Gracias a ti hija mía, tus hermanos no pasarán hambre por largo tiempo.
A partir de ese día vamos todas las tardes a la casa de ese hombre. Ella se sienta en una cómoda silla en la amplia e iluminada habitación, que él gusta llamar “atelier”. Desde ese rincón observa todos nuestros movimientos, fue una de las condiciones que le impuso al pintor para permitir que yo posara desnuda con un cántaro sobre mis redondos hombros.
Él me mira con el mismo asombro del primer día, y siempre dice lo mismo:
¡Serás inmortal niña, serás inmortal!
Y yo presiento que así será, que mi imagen reflejada en su bello cuadro, me sobrevivirá quizás por muchos años y me siento orgullosa por ello, pero más orgullosa me siento de poder ayudar a la economía de mi hogar.






NO MAS VIOLENCIA MACHISTA,

No más violencia !!

Teléfono de ayuda 016

Gioconda Belli,



Castillos de arena
¿Por qué no me dijiste que estabas construyendo
ese castillo de arena?
Hubiera sido tan hermoso
poder entrar por su pequeña puerta,
recorrer sus salados corredores,
esperarte en los cuadros de conchas,
hablándote desde el balcón
con la boca llena de espuma blanca y transparente
como mis palabras,
esas palabras livianas que te digo,
que no tienen más que el peso
del aire entre mis dientes.
Es tan hermoso contemplar el mar.
Hubiera sido tan hermoso el mar
desde nuestro castillo de arena,
relamiendo el tiempo
con la ternura
honda y profunda del agua,
divagando sobre las historias que nos contaban
cuando, niños, éramos un solo poro
abierto a la naturaleza.
Ahora el agua se ha llevado tu castillo de arena
en la marea alta.
Se ha llevado las torres,
los fosos,
la puertecita por donde hubiéramos pasado
en la marea baja,
cuando la realidad está lejos
y hay castillos de arena
sobre la playa...


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28 marzo 2011

Dante Medina,


Carta a Dios por no haber podido pagar el recibo de la electricidad


Dios que todo lo das,
quítame algo.
Das la luz cada mañana, puntualmente, Dios
Quítame, por favor, un poco de salud
que no me moriré por eso.
Quítame, si quieres,
algunos de los dientes
que creo que tengo muchos.
Dios que todo lo das.
A mí quítame algo.
Das la luz cada mañana, y lo haces muy bien, Dios.
Quítame, por favor, un poco de oído
que de todos modos seguiré oyendo.
Quítame, si quieres,
un poco de agilidad mental, tantito,
nada que vaya a dejarme tonto de más.
Das la luz cada mañana, y hay quienes ni cuenta se dan de eso,
Dios.
Quítame, por favor, algo de lo que tengo
porque soy de los que tienen más de lo que se comen.
Quítame, si quieres,
mi coche, haz que algunos de esos bancos que roban
se quede con un golpe de tecla de computadora con mis ahorros.
A cambio te ruego
- y para lo que te escribo es para eso -
que no me quites la luz.
Te ruego que no me quites la luz.
La luz del día.
Esto que te acabo de escribir.
Tómalo como un ruego
o
tómalo como una oración.
Tómalo como quieras
pero, por favor,
tú que todo lo puedes,
no me quites la luz del día Dios mío, no me quites la luz.




PD: Te voy a seguir escribiendo, pero ya no de noche, como antes.

Sin dejar señales,



       Desde la ventana de nuestro blog, queremos compartir con todos nuestros amigos este cuarto libro Sin dejar señales de la colección “Poesía en la distancia “, así iremos abriendo, poco a poco, las páginas del mismo.



                                      


                                                  • Esteban Martínez Serra •





Interiores con nieve


Nieva tan blandamente que es triste observar

la agonía de los copos sobre la baranda.


Mi madre cuelga la ropa recién enjuagada


sobre los respaldos de las sillas del comedor


mientras nosotros miramos con desencanto


la extinción de una alegría: un paisaje


de nieve torpe, derrotada al fin sobre el terrazo.


Mi madre excomulga el dolor —ya antiguo—


a tiro de animal terco. Sus ojos dejan,


a veces, frágiles carámbanos sobre las cosas.


Con el tiempo he sabido que, como la nieve,


los recuerdos de mi madre iban a hacerse


de la misma blanda, triste, rendida transparencia.

Angel Poli,



No en tus pupilas,
más allá.
No en los espejos donde el llanto acude,
donde el gozo alumbra.
Más allá,
más allá de los ojos.
Donde tu yo y el mío tropiezan y se funden,
disueltos en pureza inconfesable.
Más allá,
más allá de los ojos nos hallamos.



De "Con amor a destiempo " (1994)

Alejandra Peart,



Soñada


Me despierta el miedo
del presentimiento
que tal vez todo esto
sea sólo un sueño
tuyo.




Foto de leonorakarr

27 marzo 2011

Amalia Bautista,



A Dieta


Me acosté sin cenar, y aquella noche
soñé que te comía el corazón.
Supongo que sería por el hambre.
Mientras yo devoraba aquella fruta,
que era dulce y amarga al mismo tiempo,
tú me besabas con los labios fríos,
más fríos y más pálidos que nunca.
Supongo que sería por la muerte.


Sitio web de esta imagenblog.sweetsweden.com


Alessandra Coronell


Carora, 1992



Cofundadora del grupo literario Aleph.


Premio de Poesía Letras Nacientes (2003)


Dos Menciones especiales y Primer lugar en el Premio nacional de poesía Cheo Rodríguez (años 2006,2007 y 2008)


Premio Regional de poesía José Numa Rojas (2009)


Mención especial en el premio nacional para poesía liceísta de La Casa de Bello (2009)


Publicaciones en Antologías: Niños poetas de Carora ( 2005), Poetas Venezolanas - BCV cultural (2009). Jóvenes poetas – Separata de la revista cultural Principia (2009.)


A Federico García Lorca...



Hay muertos que tienen almas parecidas a los vivos
que golpean madrugadas
como quien toca la vieja puerta
de la casa de un amigo olvidado.
Los pájaros cantan
para disimular la suciedad de cada instante.
Y no sé porque tu muerte de madrugada
debió haber sido en tarde de toros.
Bajo la verde hoja gravitan tus ojos
y mi alma que te persigue.
No sé porque, y creo que no lo sabré nunca
que tus versos de granada herida
se parecen tanto a los muertos que se parecen a los vivos.
Ideas transitorias de guerras y horas malas
encima de tu muerte como postales usadas.
La tuya debió haber sido en tarde de toros,
y no como la mía, galápago
de madrugada.



















NATALIA MANZANO


Helada

un frío irracional

cada vez que callabas

con precisión

milimétrica

ese grito de uñas

creciéndote

en las raíces del pelo

pensaba en silencio

“¿puede

sentirse en la piel

el miedo de otro?”

y sonreías

llenándome de escarcha.

De Poemas sin número, plaquette de las Vitolas del Anaïs.












































GIRAPOEMA,



EN UNO DE MIS MUNDOS

En uno de mis mundos
los Dioses habitan en lo alto
Sus nombres
no pronunciados nunca en vano
hacen temblar
como las armas de sus guaruras
En uno de mis mundos
el pez grande se traga al chico
por temor a que crezca
Los Dioses son buenos
con los arrodillados
que en infinito escalafón
esperan
migajas de la mesa
esperan
En uno de mis mundos
la justicia es cortesana
de sillas compradas con sangre
la ética un estorbo
la transparencia una amenaza
Yo, un espectador cobarde


Lupita Pérez
México

26 marzo 2011

Lupe García Araya. Copyright ©,



Sigue ahí,
desnuda sobre su alma
esperando que la llamen.
Sigue ahí,
adivinando el parecido
de ese árbol con su vida.
Sigue ahí,
quieta sobre sus pasos
y con soles en la espalda.
Sigue ahí,
pero algún día
se irá al mar a buscar caracolas
y algas para su vida.

Ana Rossetti,

Notas para un blues


Do
lor por estar contigo en cada cosa. Por no dejar de estar contigo en cada cosa.
Por estar irremediablemente contigo en mí.

Re
cordar que mis monedas no me permiten adquirir. Que
mi deseo no es tan poderoso como para taladrar blindajes,
ni mi atrevimiento tan hábil como para no hacer saltar la
alarma. Recordar que sólo debe mirar los escaparates.


Mi
edo por no llegar a ser, por ni siquiera conseguir estar.


Fa
cilmente lo hacen: clavan sus espinas invisibles, abren la
puerta del temor, hacen que renieguen de mí misma cuando
menos se espera. Y ni siquiera saber cuántos han sacado copia
de mis llaves.


Sol
o he logrado el punzón de la pica, la lágrima del diamante
o los caprichos del trébol. Quizá no existan los corazones.
Quizá es que sea imposible elegir.


La
bios sellados, custodios del mejor guardado secreto, del recinto en donde las palabras reanudan
sus batallas silenciosas, sus pacientes y refinados ejercicios de rencor.


Si
crees que es paciencia, resignación, inmunidad o anestesia te
equivocas. Es que he procurado cortar todas las margaritas
para no tener que interrogarlas.