30 septiembre 2015

Luis García Montero







POR SEPTIEMBRE



Por septiembre
se te llenan de sótanos los labios
y es relativo el cielo
después de haberte visto preguntarle a la vida.
Pero también el cielo,
arrugado y preciso
como tu cazadora adolescente,
quiere estar entreabierto,
brillar recién amado,
descansando en la hierba
el peso de su larga cabellera de nubes.

Por septiembre
se te llenan de humo los síes en la boca.


Lu Sesma




Caminando por la vida
sabiendo que el destino
esta detrás de aquella curva.

Qué nuevas vidas habrá
qué flores nuevas brotarán
qué nuevos llantos nacerán.

Caminando por la vida
descansando en los recovecos
del tortuoso camino.

A veces, camino de rosas
a veces, camino de espinas
siempre camino a seguir.

Con la vista siempre al frente
con la mirada perdida
recordando el camino andado.

Tal vez siguiendo el camino
tal vez parando en el camino
siempre en el camino.

Apretando el paso
para sentir las primeras rosas
para embriagarse de luz.

Con los pies cansados
buscando la sombra
del caminante errante.


Hoy me quedo aquí
en la sombra de la vida
respirando versos que perdí!


Oscar Wilde


Mi voz

En este mundo inquieto, moderno, apresurado,
     tomamos todo aquello que nuestro corazón deseaba -tú y yo,
y ahora las velas blancas de nuestro barco están arriadas
     y agotada la carga del navío.

Por ello, prematuras, empalidecen mis mejillas,
     pues el llorar es mi contento huido
y el dolor ha apagado el rosa de mi boca
     y la ruina corre las cortinas de mi lecho.

Pero toda esta vida atiborrada ha sido para ti
     solamente una lira, un laúd, el encanto sutil
del violoncello, la música del mar
     que duerme, mímico eco, en su concha marina.





Versión de E. Caracciolo Trejo
Edición de Libros Río Nuevo 2001

Benita Paredes







DESGRANANDO LAS HORAS


Dentro de las hojas mecidas por el viento,
se encuentran los sueños
Adheridos tal tatuaje en perfecta comunión, 
me estremece la piel el tacto de la soledad
Remarca por la lluvia incesante de tu voz, 
las gotas perforan la roca de mis ansias
Persistente agonía, dulce amor que arde en el frío.


29 septiembre 2015

Jaime Sabines






La cojita está embarazada.
Se mueve trabajosamente,
pero qué dulce mirada
mira de frente.

Se le agrandaron los ojos
como si su niño
también le creciera en ellos
pequeño y limpio.
A veces se queda viendo
quién sabe qué cosas
que sus ojos blancos
se le vuelven rosas.

Anda entre toda la gente
trabajosamente.
No puede disimular,
pero, a punto de llorar,
la cojita, de repente,
se mira el vientre
y ríe. Y ríe la gente.

La cojita está embarazada
ahorita está en su balcón
y yo creo que se alegra
cantándose una canción:
«cojita del pie derecho
y también del corazón».


Luis Alberto de Cuenca





La otra noche, después de la movida,
en la mesa de siempre me encontraste
y, sin mediar palabra, me quitaste
no sé si la cartera o si la vida.

Recuerdo la emoción de tu venida
y, luego, nada más. ¡Dulce contraste,
recordar el amor que me dejaste
y olvidar el tamaño de la herida!

Muerto o vivo, si quieres más dinero,
date una vuelta por la lencería
y salpica tu piel de seda oscura.

Que voy a regalarte el mundo entero
si me asaltas de negro, vida mía,
y me invaden tu noche y tu locura.


Charles Baudelaire




Recogimiento
    Cálmate, dolor mío, y tu angustia serena.
    Anhelabas la noche. Ya desciende. Aquí está.
    Una atmósfera oscura cubre a París. Traerá
    A unos cuantos la paz, a otros muchos la pena.

    Mientras la muchedumbre que se rinde al placer
    ­Su verdugo inclemente­ por las calles anhela
    Cazar remordimientos bajo la fiesta en vela,
    Tú, dolor, ven a mí. Dame la mano al ver

    Que es posible escaparse de los ya muertos años
    Con sus antiguos trajes en el balcón celeste.
    Ya brotan, como salen del mar, los desengaños,

    Cuando el sol, bajo un arco, se muere en lontananza.
    Ahora, tal un sudario que desciende del este.
    Observa, mi dolor: la inmensa noche avanza. 

Gioconda Belli


HUELLAS




Pronto me marcharé a selvas de humo y concreto
andaré calles de ciudades hostiles
mi nombre sonará a otro nombre
mi rostro parecerá otro rostro
Por eso aquí, esta tarde
así quiero quedarme
viendo desde lo alto mi rebaño de volcanes azules
dejando que el paisaje se me crezca por dentro
que el lago se me instale en los pulmones
que las nubes se expandan en mi sangre
que me nazcan volcanes en mis ojos
que esta visión de mito y epopeya
alimente los ríos interiores
con los que me sostendré
cuando abra la distancia su profunda tierra.

Mar Dominguez






RÉQUIEM POR Mí



Esta princesa destronada y desahuciada
esta puta mendiga de amor
esta cenicienta mal follada,
esta zorra que se quedó sin alma
de tanto maquillarse las ganas
y bajarse las bragas.

Esta perra huérfana muerde tu mano.
Se mea en tus úlceras.

Maldice el tiempo.
El empeñado en creerte.

Esta puta, esta dama,
esta que ves aquí:
hoy dobla campanas por ti.

Clava la rodilla en el infierno por rezarte
con la mirada ensangrentada de luto.

Con las manos vacías,
herida mortal de versos.

Sin suspiros, sin azotes
sin perderse en tus ojos ni retorcerse en tu ira.
Sin apadrinar tu inconsciencia.

Esta fulana con el tacón roto.
Esta madre, esta pena.

Ni se derrama en tu boca,
ni suplica por tus migajas
ni llora treguas
ni gana guerras.


23 septiembre 2015

Juana Ríos







En la azotea de tu infancia
canta un pájaro junto a tu boca,
borracho de primavera
se aferra su pequeño cuerpo
a tu mejilla de niña.
Todas las canciones nadan en la música dorada
que te vive en los ojos,
sin recordar los caminos al mar.

Tumbada sobre el barro caldera de la solería,
dibujando con los dedos de nácar fría
el contorno de las nubes,
mientras el viento de Levante
da palmadas a la ropa del tendedero,
y se abrazan las camisas en un baile de locura.

Una voz dice tu nombre y alguna realidad,
desde el suelo de la casa,
se enreda en tus piernas.
Bajas los escalones y te adentras,
por el hueco de la escalera,
en el entramado de la parra.

El ángel, la mariposa y la libélula
pliegan sus alas.

Rafael Cadenas





Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.


No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir
brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad. Seamos reales. 
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la impostura, restriégame la estafa.
Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.



Rafael Cadenas
Ars poética (De Intemperie - 1977)

22 septiembre 2015

Josefa Virella Trinidad




Mírame despacio a los ojos,
soy una mujer, un silencio
en esta habitación de tierra y sal.


Tus brazos, mi único refugio.

Por si, después de todo, no aprendí nada.


Del libro: Cruceta de feroces.


Pablo Neruda



POEMA 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Francisco Cobacho

A UNA VENDEDORA DE AMOR




Hay una musa
ofreciendo su alma carnal.
La miro…
No me agrada mercar sus caricias.
Una luz misteriosa en el brillo de sus ojos
me enciende la sangre,
el sentido de la equidad se me empaña.
Me surgen dudas. ¿Y si es una diosa?.
Su mirada de hada perversa,
minimiza mis titubeos,
los sentidos se me erizan
y ruedo por abismos innombrables.
Más tarde… allá de madrugada,
un desvanecido y dulce sueño
y una humedad inusual
se ahogan en mis desvelos.





© F. Cobacho
"Varada luz"

Pintura de: Diego Dayer

Almudena Guzmán






Este hombre que ahora cerca mi cuello
con su sabia muralla de labios
quizá abandone de pronto la almena,
quizá desaparezca para siempre.


Porque tiene un tacto en la mirada
que recuerda las plumas de los pájaros.

Rafael Delgado,



NOCTURNO



Y nada más lejos que arrepentirse.

Una caricia no exime la razón.
Cabalga en ella el ser.

Culpable es quien ejecuta con culpa.….

Jose Angel Garrido Cárdeno






LA BOMBA



A las doce menos cinco la morfina dejó de bombear
las veintiuna microgotas por segundo
que mantenía sosegado al dolor.
Comprendí entonces que el veneno cristaliza una mirada.

Tú no mirabas así.
Ni tan siquiera cuando yo dejaba comida en el plato,
olía a tabaco la habitación
o llegaba tarde
arrastrando a la luna por los pies.

Esa mirada no era tuya.
Mezcla de miedo y coraje
en la última bolsa de suero
que alguien diluyó y te puso sin avisar
porque horas antes habías mirado para quedarte.

La mirada era seca.
Nunca he tenido tanto frío
como esa noche a las doce menos cinco.
A esa hora el dolor se absorbe
y empiezan a caer por la frente los recuerdos.
Exactamente
a veintiuna microgotas por segundo.

Maria José Collado


21 septiembre 2015

Ana García Briones




Un escalofrío de agua
me hierve a fuego lento,
la luz intensa nace
en mis párpados cerrados.

Siento su recorrido por
las avenidas de mi cuerpo
navegando dulcemente
en busca de abismos
tiernos y placenteros.

La suavidad de tu brisa
despierta en mi el
deseo de nuevos
amaneceres.



Delo libro: Partos de luz

Miguel Hernández





El herido I

    Para el muro de un hospital de sangre
    Por los campos luchados se extienden los heridos.
    Y de aquella extensión de cuerpos luchadores
    Salta un trigal de chorros calientes, extendidos
    En roncos surtidores.

    La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.
    Y las heridas sueñan, igual que caracolas,
    Cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,
    Esencia de las olas.

    La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.
    La bodega del mar, del vino bravo, estalla
    Allí donde el herido palpitante se anega,
    Y florece y se halla.

    Herido estoy, miradme: necesito más vidas.
    La que contengo es poca para el gran cometido
    De sangre que quisiera perder por las heridas.
    Decid quién no fue herido.

    Mi vida es una herida de juventud dichosa.
    ¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente
    Herido por la vida, ni en la vida reposa
    Herido alegremente!

    Si hasta a los hospitales se va con alegría,
    Se convierten en huertos de heridas entreabiertas,
    De adelfos florecidos ante la cirugía
    De ensangrentadas puertas. 

Lu Sesma




Hoy las palabras
se escapan de mi mente
bajan hasta el estómago
y las digiero con sangre y hiel.

Hoy las palabras
pesan como una losa
cada letra me hiere por dentro
los huesos, la carne y el corazón.

Hoy las palabras
no me salen por la boca
se enredan entre los dientes
y escupo arena y sal.

Hoy las palabras
han buscado otros oídos
oídos lejanos en un horizonte
blanco y gris.


Ana Pérez Cañamares






HIJO MÍO

Que soy libre, me dicen.
Pero si quisiera tener otro hijo
tendría que llevarlo al Banco de la esquina
porque suya es mi casa.
Mi niño llamaría padre al director
y madre a la cajera
aprendería a andar con una silla de oficinista
dormiría en un cajón del archivador
y yo sólo sería un pariente lejano
que le sonreiría desde mi puesto en la cola.
Me pasaría de vez en cuando con la excusa de ampliar la hipoteca
sólo para ver qué tal me lo crían
cómo le afecta el aire acondicionado
si sabe poner un fax
y si el director le regala un juego de sartenes


por su cumpleaños.

 
(De La alambrada de mi boca)

Pedro Jesús Cortés Zafra










LA MAGIA DEL AMOR.


Se para todo y se ve,
avanzando en el silencio,
algo que nos hace bien
y nos llega bien adentro.
Algo mágico que ocurre
y se vuelve sentimiento.
Jamás sabremos porqué,
pues ocurre sin saberlo.

Un instante, nada más,
y el amor vence al cerebro.
Donde hubo solo amistad
nace un amor verdadero.
Sin buscarlo, sin pensar.
Y tan solo en un momento.
¿Quién me sabría explicar
la magia del universo?


19 septiembre 2015

Jorge Debravo

Credo
    No acostumbro a decir amo, te amo,
    Sino cuando el amor me inunda todo
    Desde los ojos hasta los zapatos.
    Mi cuerpo es una sola verdad y cada músculo
    Resume una experiencia de entusiasmo.

    Una vez dije: ¡sufro! Y era que el sufrimiento
    Agitaba a mi lado sus cascos de caballo.

    Y siempre digo: espero. Porque a mí me podrían
    Arrancar el recuerdo como un brazo,
    Pero no la esperanza que es de hueso
    Y cuando me la arranquen dejaré de ser esto
    Que te estrecha las manos.

    Creo en todos los frutos que tienen jugo dulce,
    Y creo que no hay frutos que tengan jugo amargo.
    No es culpa de los frutos si tenemos
    El paladar angosto y limitado.

    Creo en el corazón del hombre, creo
    Que es de pura caricia a pesar de las manos
    Que a veces asesinan, sin saberlo,
    Y manejan fusiles sanguinarios.

    Creo en la libertad a pesar de los cepos,
    A pesar de los campos alambrados.

    Creo en la paz, amada, a pesar de las bombas
    Y a pesar de los cascos.

    Creo que los países serán un solo sitio
    De amor para los hombres a pesar de los pactos,
    A pesar de los límites, los cónsules,
    A pesar de los libres que se dan por esclavos.

    Y creo en el amor, en este amor de acero
    Que va fortaleciendo las piernas y los brazos,
    Que trabaja en secreto,
    A escondidas del odio y del escarnio,
    Que debajo del traje se hace músculo,
    Órgano, experiencia, nervio, ganglio,
    A pesar del rencor que nos inunda
    El corazón de funerales pájaros.

    Yo creo en el amor más que en mis ojos
    Y más que en el poder y el entusiasmo.

18 septiembre 2015

Miguel Hernández





Menos tu vientre
    Menos tu vientre
    Todo es confuso.

    Menos tu vientre
    Todo es futuro
    Fugaz, pasado
    Baldío, turbio.

    Menos tu vientre
    Todo es oculto,
    Menos tu vientre
    Todo inseguro,
    Todo es postrero
    Polvo del mundo.

    Menos tu vientre
    Todo es oscuro,
    Menos tu vientre
    Claro y profundo.

Ernesto Cardenal







Acuarela

Los ranchos dorados cercados de cardos;
chanchos en las calles;
una rueda de carreta
junto a un rancho, un excusado en el patio,
una muchacha llenando su tinaja,
y el Momotombo
azul, detrás de los alegres calzones colgados
amarillos, blancos, rosados.

María Luisa Domínguez Borrallo







Llegas tarde, te esperaba ayer.
Te esperaba el mes pasado.
Te he esperado toda la vida.
Y apareces con tu sonrisa y ese aire
de no haber roto nunca un plato.
Mientras yo esperaba que rompieses
la vajilla entera.
Rompe los platos de las cenas solitarias,
la fuente de las ensaladas tristes,
rompe la salsera sin gracia...
Comamos directamente de las cacerolas
y con las manos.


Francisco Muñoz Soler








LA PENA QUE INTERROGO CADA DÍA Y NO RESPONDE




Ni el eco acude, siento
mis entrañas manchadas
de corrosiva pena,
traspasadas por ausencias
de respuestas, inundadas
de ternuras podridas,
culpas sin culpas,
orgullos desmedidos,
frutos nacidos sin vida
aplastados por el peso
de la nada, marchitos
sin posibilidad de regreso.


17 septiembre 2015

Alfonso Brezmes







DOS SE DICEN




Así como la noche lleva el día
adormecido en su vientre de plomo,
y es el día a la noche su posada,
así mi corazón contiene el tuyo
y a su vez por el tuyo es contenido,
como un juego de espejos enfrentados
que dibujan un túnel en el tiempo
por donde dos se buscan sin saberse,
y al mirarse uno al otro multiplican
sus rostros hasta no poder mirarse,
y entonces han de verse con palabras,
asidos a los bordes de un abismo
en cuyo fondo oscuro está el silencio,
mientras la noche, afuera, ya es de día.


Magda Robles






En el aire se desgrana el silencio.
Caen,
sobre rostros esparcidos,
preguntas empapadas de lluvia…