30 septiembre 2014

Rosario Troncoso






Olvido a veces que te quiero.

Es la obviedad de tus brazos.
Es el hábito de besarte
cuando te piden mis labios.

Es tu voz, asumida, en mis mañanas,
cotidiana letanía de pájaros,
y el calor que desprende
la sabida cercanía de un cuerpo
que aprendí de memoria,
a ciegas, tantas veces recorrido.

Tan lógico es que estés…

Que tú estuvieras, siempre, era tan lógico
que no te celebré,
y pospuse la vida para ti
mejor para otro día.

Pero llegó la ausencia
y bandadas de sombras portadoras
de todos los presagios
invadieron el cielo
y el hogar, despojando de tu aroma
los rincones, arrancando cortinas,
descorriendo recuerdos.
Por impago de amor
los errores llamaron a la ausencia.
y llegó la muerte a desahuciarnos.

Ahora la costumbre
entrelaza sus dedos
a los dedos del frío.

Luis Cernuda




Donde habite el olvido


Donde habite el olvido,

En los vastos jardines sin aurora;

Donde yo sólo sea

Memoria de una piedra sepultada entre ortigas

Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje

Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,

Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,

No esconda como acero

En mi pecho su ala,

Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,

Sometiendo a otra vida su vida,

Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,

Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;

Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,

Disuelto en niebla, ausencia,

Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos; Donde habite el olvido.

Teresa Torres


Agustín García Calvo


LIBRE TE QUIERO

Libre te quiero
como arroyo que brinca
de peña en peña,
pero no mía.

Grande te quiero
como monte preñado
de primavera,
pero no mía.

Buena te quiero
como pan que no sabe
su masa buena,
pero no mía.

Alta te quiero
como chopo que al cielo
se despereza,
pero no mía.

Blanca te quiero
como flor de azahares
sobre la tierra,
pero no mía.

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

María J. de la Vega.

Todavía recuerdas esas viejas maletas,
las viste en el altillo
que tu abuela ordenaba
o las llevó a tu casa aquel invierno.

O en el cine,
maletas de estación en blanco y negro
evocando un viaje
o dando testimonio
del tránsito y la espera.

Y esta noche al pasar,
rotas y abiertas
en el contenedor de la basura,
enredadas
entre cajas y ropas;
última escena de una historia
que nadie va a contarte.

( de A Este Lado del Tiempo, Madrid 2005, Edit. Exlibris)


Mario Benedetti.



Posdata


Siempre queda algo por decir

un rencor un amor una sorpresa

un pedazo de vida insoportable

que sin embargo algo nos enseña

la vez que fuimos derrotados

cual si fuéramos ídolos de trapo

y la otra en que nos rozó un triunfo

de esos que no se tienen programados

siempre queda algo por soñar

llegar a una frontera tan remota

que queda más allá del horizonte

y por esa razón es seductora

y un intervalo casi oscuro

del que no nos libramos todavía

y que nos deja inmóviles mirando

a esa luna de tantas pesadillas

siempre queda algo por borrar

un aguacero un choque dos domingos

que a pesar de ser poco o casi nada

se resisten a hundirse en el olvido

siempre queda algo por buscar

digamos una paz sin atenuantes

y una conciencia boba que censura

pecados que son simples disparates

no queda nada que agregar

al menos encontré lo que buscaba

y si recuerdo alguna otra cosita

en todo caso agrego otra posdata

María José Collado


               

Máscara



Cruza el umbral, vergel de sencillez,
deja su otro rostro, el de metal,
rígido, inanimado en la pared.
En las habitaciones de su casa
recupera el molde de sus rasgos,
la sensatez, el hilo del corazón.
Cae debilitada la costra, expira
por todos los sumideros de la piel,
regresa al origen placentero.
La indiferencia, la impostura,
capas unidas a la ropa triste,
a la exigencia de reglamentos,
fulminadas como molestas moscas.
Desahogado el tiempo respira
se hace música, idea, horizonte,
santuario único, inexpugnable.
Fuera ladra la noche apaleada
por uniformes y llaves inglesas,

pacta un armisticio con la luna.




Pintura de : Antonia Naranjo Paris.

Gioconda Belli.





Definición


Podríamos tener una discusión sobre el amor.
Yo te diría que amo la curiosa manera
en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen,
exploradores que renuevan
el más antiguo acto del conocimiento.

Diría que amo tu piel y que mi piel te ama,
que amo la escondida torre
que de repente se alza desafiante
y tiembla dentro de mí
buscando la mujer que anida
en lo más profundo de mi interior de hembra.

Diría también que amo tus ojos
que son limpios y que también me penetran
con vaho de ternura o de preguntas.

Diría que amo tu voz
sobre todo cuando decís poemas,
pero también cuando sonás serio,
tan preocupado por entender
este mundo tan ancho y tan ajeno.

Diría que amo encontrarte
y sentir dentro de mí
una mariposa presa
aleteándome en el estómago
y muchas ganas de reírme
de la pura alegría de que existía y estás,
de saber que te gustan las nubes
y el aire frío de los bosques de Matagalpa.
Podríamos discutir si es serio
esto que te digo.
Si es una quemadura leve, de segundo,
tercer o primer grado.
Si hay o no que ponerle nombre a las cosas.
Yo sólo una simple frase afirmo
Te amo.



29 septiembre 2014

Pedro Javier Martín Pedrós







A los inmigrantes maltratados,
a los desprotegidos,
acomplejados,
pisoteados y puteados.
OS CANTO ESTE AVE MARÍA.

A los adictos a cualquier
droga que os esclaviza y maltrata,
a los enfermos sin medicinas
carentes de cualquier diagnóstico
y alivio.
OS CANTO ESTE AVE MARÍA.

A los putos y a las putas del universo,
a los que ejercen por necesidad y los
que ejercen por necesidad,
a los míseros y egoístas,
a los falsos santos
y fieles cumplidores de la ley,
a los borrachos y alcohólicos.
OS CANTO ESTE AVE MARÍA.

A los hombres rata
y a los hombres lobo,
a los que viven en las estaciones
del mundo y nunca cogen ningún tren ni autobús.
A los que nadie abraza ni sonríe
hace un montón de años.
A los que tenéis en vuestras manos
granadas, fusiles y metralletas…
OS CANTO ESTE AVE MARÍA.

A los que estáis siempre
con el corazón lleno de generosidad,
y vuestra despensa siempre abierta
sin cerraduras ni candados,
a los que se os escapa
una lágrima ante una mirada tierna,
a los que son duros y cortos de
sentimientos.
OS CANTO ESTE AVE MARÍA.

A ti que sueñas,
que cantas y lloras,
que te alegras
y entristeces con cualquier
acontecer sencillo de cada día.
Te canto, te regalo, te abrazo,
te sueño y te vuelo
ESTE AVE MARÍA.



*Nota : Ave María de Schubert


Del libro: Soledades


Mercedes Dueñas






A TU SER.


A tu ser que me acompaña siempre
en la distancia y cercanía.
que respira al unísono
 acaricia mi alma con dulces palabras
y bellos sentimientos.
Gracias por soñar paisajes
donde la piel es un mar de olas
que trasporta caricias
donde germinan las flores
de una nueva primavera.


A tu ser
capaz de convertir
huracán y torbellino de emociones
en hálito remanso de calma,
que abraza la piel, el corazón



y traspasa el aura.

Luz Pichel









Dentro de la selva duermen bichos,
en el gallinero duermen bichos,
debajo de las piedras duermen  bichos,
en las ramas de los árboles duermen  bichos,

en jergones de hoja de mazorca duermen  bichos
     lloran,
     piden leche con pan.

Pronto se abrirá la veda,
     saldrán al monte los cazadores con muchos perros.
                                                    

BEGOÑA PAZ





AMOR 1.1

Si un día
el ángel del amor
llamase a
mi puerta
bajaría las persianas
y me haría un ovillo
en el centro del salón
desnuda,
esperándolo
en lo más oscuro,
en lo más helado,
para que él
me encontrase
allí,
redonda,
entumecida
indefensa,
para que él
me incubase
en el nido
de su amor.

Consu Jimenez







SEXO



Subir al cielo
con tus caricias,
es el placer
que me arrastra
a tu piel.


Africa Éufrates






Esta noche me siento vieja,
como si el peso de todo lo vivido de repente
tomara cuerpo y se hiciera plomo.
Como si hubiera agotado muchas existencias
que se hacen presentes y me aplastan contra el suelo.

Yo, que sé de lo liviano del alma, de lo etéreo de los sueños.
Y sin embargo, también lamo las heridas antiguas,
los fracasos, lo que nunca fue y se quedó en deseo,
lo que llenó los minutos de mi existencia
de nubes inalcanzables que me quemaron en los dedos.

Habitan mis fantasmas,
viejos amigos tantas veces,
en los pasillos más ocultos de mi alma.
Y toman su voz olvidada, y me hablan.

Hoy, esta noche, ahora,
las derrotas vuelven a la playa con los restos de naufragios descoloridos.
No me da miedo el mar, ni navegar,
ni la oscuridad sin estrellas ni luna de una noche en mares fríos.
Sólo me asusta embarcarme en naves condenadas
a no abrir surcos en la piel del océano.
No quiero dibujar extraños mapas, ilegibles para otros ojos,
en el aire que me envuelve.
Ya no quiero crear rutas que no existen
hacia imaginarios continentes por descubrir.
Ya se deshicieron las viejas sogas de esparto
que me sujetaban sobre cubierta,
ya no quiero salvavidas con nombres de realidades o certezas
al alcance de mis manos.

Ahora, sólo si hay verdad en la emoción,
y si hay intención de entrega, abandono,
descubrimiento, deseo de saber y conocer,
si se sueltan las amarras del alma
y se mira con los ojos de la libertad absoluta,
sólo entonces, estoy dispuesta a navegar.
¿Lo estás tú?




(Africa Éufrates, una noche de septiembre)

28 septiembre 2014

María J. de la Vega.

Todavía recuerdas esas viejas maletas,
las viste en el altillo
que tu abuela ordenaba
o las llevó a tu casa aquel invierno.

O en el cine,
maletas de estación en blanco y negro
evocando un viaje
o dando testimonio
del tránsito y la espera.

Y esta noche al pasar,
rotas y abiertas
en el contenedor de la basura,
enredadas
entre cajas y ropas;
última escena de una historia
que nadie va a contarte.

( de A Este Lado del Tiempo, Madrid 2005, Edit. Exlibris)


Nuria González Carrillo



A DENTELLADAS---Grito número 1---



Días como martillos pasándonos por encima,
alma mía, quedo pendiente de ti.
En cada recoveco encuentro tu esencia,
pasas entre el aire, oscilas entre la luz,
permaneces como algo inherente a mí.
En cada tramo de mi ceguera tú eres mi alma,mía,
a trozos y en dentelladas sigo viva.
A veces, soy capaz de morder, de solver, de masticar tu recuerdo y entonces,
entonces me convierto en mota de luz capaz de tocarte,
te veo entre las sombras de mi vida.
A penas ha pasado el tiempo y resulta ser veinte años.
Fue ayer cuando tus jóvenes ojos me escrutaban aguardando un sí,
es el tiempo que nos marca, como juguetes en manos de la tormenta.
¿Fue ayer el primer beso?
No, hace más de veinte años alma mía.
Mi grito se pierde entre la nada sin pregunta ni respuesta,
mientras continuo viva.





Dchos. registrados.

Antonio de Padua Diaz,









Cuando el sol inunda las entradas de mi casa
sé que estás a mi lado
porque tu piel de él forma parte,
hueles a papeleria antigua,de otros tiempos,
a lápiz de madera y grafito,
en tu alma ecológica recoges a pobres diablos
y con mano izquierda lirios azules,
besas a los amigos con tu boca poderosa
y a los hombres,con la mirada.
Siempre creo que formaste parte de mi vida
y jamás te he vivido,
como naúfrago solitario te espero
agarrado a la madera de lo poco que me queda:
unos cuantos poemas,cinco corbatas y mis libros preferidos,
no sé si existes tú,isla María,
en mis versos o en mi deseo,
pero hoy tu nombre se hace agua en mi boca
y a diario lo pronuncio,
volver a soñar con imposibles a tu lado,
pasear por las ciudades enlazados
y que en los hoteles nos conozcan por señores amor,
si algún dia te puede la nostalgia
en el borde del mar búscame,
siempre te espero en la arena,allí donde nace el infinito.

Ana García Briones. Copyright ©





No me gustan
las imágenes carentes
de feminidad
y de magia.

Soy verde remolino
de viento,
que gozo respirando
el aire de los pájaros,
el delirio de la espuma.

No me gustan
las calles largas, silenciosas,
tampoco,
las palabras repetidas
de olas empalagosas
y caducas.

Soy verde remolino
de viento,
en un otoño incendiado
en llamas multicolores.

Alimento mis emociones
en el  corazón abierto
en  la sonrisa,
en la luz…


Luis García Montero





Como cada mañana


Ahora sé

que estas calles nos han hecho solitarios

y nuestro corazón

tiene el pulso amarillo

de las maderas lentas de un tranvía.


Sobre su cuerpo viejo

andábamos despacio, de forma irregular,

con una simetría parecida a los árboles.


Era hermoso acudir

cada mañana

y respetar la cita con la hiedra

del muro,

los ropajes cansados de las casas estrechas

y de las calles sucias. Agradable

cruzar sobre algún puente,

detenerse lo exacto

para ver cómo el agua discute en las orillas.


En su jardín olimos

los primeros inviernos, su curso indefinido

por entre las palmeras.

Casi nadie pasaba,

sólo había

cuarenta sillas rojas

de los bares cerrados y alguna soledad

definitiva.


Durante muchos años,

durante tantos días que pasaron

el uno tras el otro,

el deber era un cierto paseo solitario,

la cita con un rumbo que sólo desviamos

para pisar las horas que caían,

los sueños que faltaban,

la superficie helada de los charcos,

para saltar los setos

o besamos las uñas moradas por el frío.

Y llegando a la puerta solíamos comprar

pequeños caramelos de nata o de violetas.


Entrábamos por fin para mezclamos

como cada mañana de la vida

con el paso cansado, los azulejos fríos

de un mundo hecho en latín

y números romanos.


Ahora sé

que en aquella ciudad deshabitada

la gente andaba triste,

con una soledad definitiva

llena de abrigos largos y paraguas. 

Gerard Butler and Sparkles in my soul

Waclaw Wantuch Erotic Photos,



exaltación del amor fisico en el arte

Magda Robles


                                            

Tu nombre lo sabe el viento…

Navegas en un mar de nombres
y verbos jamás conjugados.
Se respira en la tarde
un recuerdo que alborota tu sonrisa,
que desata una tormenta sin sentido,
que te arrastra indefenso
hasta hacerte encallar en la palabra.
Y te recogen manos de ausencia,
las mismas que quiebran el horizonte
al desdibujar mi contorno.
Tu nombre…
mi nombre…
los sabe el viento.

Uberto Stabile,





ESTO NO ES PARÍS
Esto no es París
ni son las cinco de la tarde
ni llueve
ni hay cómicos en las calles
y tampoco en esta esquina
de esta ciudad que no es París
hay un organillo sorprendido
ni un bohemio pintor
ni una botella de vino
porque a las cinco de la tarde
esta ciudad no es París
y no existe un amor curioso
escondido tras los visillos
mientras canta Edith Piaf
Les amants de Paris
ni el recuerdo del Sena
se lleva mis tristes recuerdos
de esta ciudad sin noche
ni espejos de miel
y no miento si digo
que Paul Eduard salió de mi habitación
con alas de mirlo blanco
por la ventana de esta ciudad
que no tiene palomas ni alegres borrachos
porque a las cinco de la tarde
esta ciudad no es París.
(de Distrito Marítimo, Ed. Cuadernos del Mar. Valencia, 1980)

27 septiembre 2014

Lupe García Araya











"Hoy he descubierto
que los mapas
me engañan
y el miedo
es sólo un espejo
a la altura
de tus ojos."


Elnida Alcupas


LEERTE


No te conozco,
me repito a cada instante.
Nunca nos hemos visto,
pienso cada vez que creo verte.
Espero ver tu saludo cada mañana,
creo escucharte y son solo palabras escritas; nunca oí tu voz y pienso que es algo bueno.
Yo estoy lejos de ti, estoy lejos de todos;
tu también estás lejos, muy lejos de aquí.
Muchas veces me sorprendo contando kilómetros,
no vuelvas a hacerlo por favor,
me repito como un mantra.
No me conoces,
no me gustaría defraudarte.
Las sombras se ahogan al desaparecer el sol
y crece la soledad, aquí lejos de la ciudad.
¿Que hago pensando en tia estas horas de la tarde?
¿que hago escribiéndote ahora?
Igual leerás estas palabras
y no sabrás que son para ti.
Desde aquí no me escuchas,
la distancia es mala compañera
si no nos podemos tocar.
Miro hacia la nada
en dirección a tu ciudad,
se que sirve de poco
pero igual ahora me piensas.
Espero que mis palabras te acaricien,
espero que no te den miedo.
Quiero verte, hablarte, escucharte, tocarte
pero también estoy asustado,
Miro el mapa de distancia
cuando solo quiero ver tu orografía
y esconderme en sus huecos
y cruzarlo con un millón de besos.
Pero no llego, estas lejos, tan lejos.
No quiero entristecer si no te veo.
Si necesito tocarte, si quiero amarte
y estás lejos, me muero.
Si nos vemos algún día, quiero ver en tus ojos
toda la belleza de este sol en el crepúsculo.

MARÍA TERESA LÓPEZ



Vieja sirena que todo lo sabes,
todo lo escuchas y todo lo ves.

Todo cuanto sucede bajo el cielo,
en el mar y sobre la arena.
Eres receptáculo que entiende,
comprende y calla.


Los secretos agotan tus escamas,
se agolpan en tu cola
y se ahogan en tu mar.


Vieja sirena, reina de la mar,
tú, que todo lo sabes,
sabrás que mi amado
fue a buscarme a la orilla
y me encontró en brazos de otro.

Se volvió loco, desesperado,
se fue a la mar,
se echó a nadar,
nadó hasta el horizonte lejano,
allá donde el cielo se funde con el mar,
y en él se quedó. Si le ves, que le verás,
dile que le amo,
que siempre le he amado, que iba buscando risas,
que quise probar lo prohibido
y perdí la rutina
y lo que de verdad valía.
Dile que ahora valoro el cada día,
aprecio lo cotidiano
y le echo en falta cada minuto.
Dile que me perdone,
que necesito su generosidad.


Ahora que le he perdido
he olvidado lo que es amar.

Antonio Martínez Ferrer






  1. Habitamos un tiempo
    de incertidumbres

    Ralladas la voces
    del ensayo rojo
    se recrea la certeza
    en una pascua
    de cantos inconcretos.
    ...


    La aldea solidaria
    de las manos
    y el pensamiento
    se disuelve
    entre el cuarzo
    y los circuitos del expolio.

    Se aglutinan las torpezas
    levantando iglesias
    para el aturdimiento.

    La biblia
    del pensamiento burgués
    dosifica
    la protesta ceremoniosa
    de la claudicación.

    Madre del fascismo
    organiza su curia
    con policía
    banqueros y políticos
    para la misa de la sumisión global

    Este es el tiempo
    que nos alimenta
    un lugar que agoniza
    ahogado por las derrotas.

    Es este tiempo
    de extrañas barricadas
    el que hemos heredado
    para sembrar
    las palabras
    de un relato nuevo
    de hombres libres e iguales.

Ana Merino,




Pequeña confesión

¿Si yo soy tu sueño
por qué me siento sola
cuando me sueñas?

Llego arrastrándome
a tu boca cuando duermes
y no sé cómo empezar
a contarte una historia
que se parezca a ti
para que nunca sepas
que yo vivo contigo.

Los sueños somos
como las sombras,
pertenecemos a un solo cuerpo
pero queremos ser
otra persona.

De "Compañera de celda" 2006