Moradas
en el muelle de la mano de un muerto
en la memoria de un loco que saltó el muro
en el llanto de un niño que mordisquea mi pezón
en las rejas de mis ojos
en el abrazo musical
de un lobo que cojea
en el mundo enojado con mi risa a destiempo
en la ola del verdugo que me arrastra al peregrinaje
en el beso pedregoso del compañero de ruta
en los trescientos pasos de loba para darle la espalda al precipicio
en saltar a la pata coja sobre las fauces de la paz
en festejar ese coqueteo furtivo de mi soledad con alas
en la memoria de un loco que saltó el muro
en el llanto de un niño que mordisquea mi pezón
en las rejas de mis ojos
en el abrazo musical
de un lobo que cojea
en el mundo enojado con mi risa a destiempo
en la ola del verdugo que me arrastra al peregrinaje
en el beso pedregoso del compañero de ruta
en los trescientos pasos de loba para darle la espalda al precipicio
en saltar a la pata coja sobre las fauces de la paz
en festejar ese coqueteo furtivo de mi soledad con alas
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