
SUSURROS DE CUNA PARA LAS SOMBRAS
Porque la noche parece eterna
crecen y se hacen ciclópeas las sombras.
Una sombra, que es oscura,
que es anónima,
como todas las sombras,
crece y se hace gigante
en medio de la noche…
En una noche,
puede que oscura de luna negra
o profunda de silenciosa y decrépita
o leve de luna preñada
el eco de una voz
lo quiebra todo…
cada

esquina
cada silencio cada árbol
cada camino cada cielo
aun siendo anónimo.
Mas si es constante
el eco se hace familiar, cercano, cálido,
su cadencia atraviesa el alma
y la luz se abre paso en el abismo
y su constancia acaricia
y aunque se disfrace no puede mentir.
En una noche,
puede que ensombrecida de luna negra
o abierta de alumbrada y nítida
o leve de luna preñada
una voz vence el invisible y
espeso muro del olvido,
esquiva la oscuridad,
se adentra en la noche
como el silencio cuando el mundo duerme;
lo esquiva todo…
cada esquina
cada silencio cada árbol
cada camino cada cielo
aun siendo anónima.
Una voz es capaz de desvestir la luna,
también de arropar un cuerpo desnudo;
es ausente cuando aúlla el lobo,
es constante cuando su tono describe,
presente cuando quiebra la presencia:
cuando la voz se desnuda clama
y aunque se disfrace no puede mentir.
En una noche,
puede que fría de luna negra
o tensa de ausencia y soledad
o leve de luna preñada,
la piel se abre paso a la tempestad del vacío,
diluye el frío y agota la nada,
lo esquiva todo…
cada esquina
cada silencio cada árbol
cada camino cada cielo
aun siendo anónima.
La piel puede arroparse a sí misma,
puede erizarse por el roce de otra sombra;
se desviste si ama,
se viste si odia,
se enternece, se tensa,
entristece, piensa,
ríe, y ríe si anda cerca otra piel
u otros ojos que la contemplen
y aunque se disfrace no puede mentir.
En una noche,
puede que seria de luna negra
o indiferente de austera y perezosa
o leve de luna preñada,
una mirada corta en dos la ausencia;
lo toca, lo palpa, lo abraza todo
sin tocar ni palpar,
lo esquiva todo…
cada esquina
cada silencio cada árbol
cada camino cada cielo
aun siendo anónima.
La mirada insinúa, parte, une, ciega,
se puede sentir sin mirar
mas se necesita mirar para sentir,
pues un sentimiento que no mira
ciego se queda
y una mirada que no siente
muere ausente
y aunque se disfrace no puede mentir.
Porque la noche parece eterna
crecen y se hacen ciclópeas las sombras.
Una sombra, que es oscura,
que es anónima,
como todas las sombras,
crece y se hace gigante
en medio de la noche.
Cuando una sombra se desnuda
y su piel y su voz y su eco y su mirada
quedan a la intemperie,
a merced de una noche de luna negra,
se agiganta
porque se disfraza de mentira;
mas cuando amanece
queda siempre en evidencia…
porque la luz descubre su rostro
y su piel y su voz y su eco y su mirada.
La luz la ciega,
la hace tropezar
con cada esquina,

cada silencio, cada árbol,
cada camino, cada cielo…
acaba menguando hasta desaparecer
y aunque se disfrace no puede mentir.
1 comentario:
Cuantos años de este poema... escrito en 2005 y publicado por aquí. Gracias por mantenerlo a flote después de tantos años, Pedro Javier. No estaría mal darle un par de correcciones. Un saludo...
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