Participante activa y generadora de movimientos alternativos tendentes a la difusión de la
literatura y la cultura.
Ha publicado el libro-objeto Libélulas Laudis ( (U.S.A 2007) y algunos de sus trabajos integran
antologías poéticas.
Do you still love me tomorrow?.
¿Me amarás aún mañana?.

" Dedicado a todos los que solo saben dar... y amar sin condiciones"
Con Facundo nos conocimos en la orilla de un río, acompañábamos a Susana quien en los días de invierno llevaba sopa caliente a los niños drogadictos que moran debajo de puentes quebrados. Me llamó la atención su figura imponente, de quijote sereno, y a él lo impresionaron mis ojos siempre llenos de agua .
Las siluetas de Susana y Facundo se diluyeron esa noche, mi alma estaba derrotada y no fue capaz de seguir bajo el puente. Di media vuelta y me fui a fundir en la minimidad de la ciudad.
Nos volvimos a encontrar nuevamente en una orilla, esta vez frente al mar a la hora del ocaso, caminamos los dos uno hacia el otro, nos saludamos con la mirada y nos sentamos en la arena a observar la última gaviota que volaba tras el sol naranjo sin poder asirlo.
"Puedes apoyarte en mi" me dijo tranquilo. Mi cabeza se refugió sobre su pecho, en dónde escuché el ritmo de la serenidad de sus días. Observamos los dos en un momento a Cristo, caminando sobre el mar hacia su torre de soledad y de suplicio.
- Vamos pequeña, di confío.
- Me amarás aún mañana si lo digo?

- Di, CONFIO.
- Regálame un beso. Quizás pueda decirlo.
Sus labios rozaron suavemente los míos, sorprendida me estremecí, esperaba un beso depositado en la frente.
La noche llegó con su velero oscuro y nos fuimos a recorrer las calles del puerto. Entramos a un restaurante sin decir nada, en absoluto silencio.
Escogió una mesa a la vista de toda la gente, antes de sentarnos le murmuré al oído una frase provocadora que intranquilizó su cuerpo. Con el menú temblando en las manos, seleccionó un buen vino mientras yo lo miraba riendo cómplice. Tomó la botella, también mi mano, dejó unos billetes sobre la mesa. Salimos corriendo como para ganar el tiempo perdido , empezaba la lluvia a caer lentamente.
Urgidos nos refugiamos en un portal, en donde sus manos ansiosas se sumergían en mi geografía ...su boca buscaba la mía, la mía devoraba sus besos...tomé ahora yo su mano y lo llevé fuera, buscaba un lecho de hierbas...
Una plazoleta sirvió de refugio de nuestros cuerpos. Sentí la lluvia acariciando mi rostro, el olor de hierba mezclado con el aroma de mar, el cuerpo de Facundo tatuando en mi piel sus palabras de poeta. Besándome giró media vuelta, él esa noche quería alcanzar la cima del cielo mirando las estrellas. Fuimos corcel y amazona, cabalgata en que no se fue ni dominador ni dominio. La lluvia caía sobre nuestros cuerpos y la vida tendía un llamado entre nuestros espíritus . Rozamos el cielo, anidando nuestras miradas, después cada uno partió a su laberinto.
Pasa el tiempo entre distancia, soledades y cigarrillos.
Preparo sopa, envuelvo ropa para llevársela a los chicos del río. Suena el teléfono, la voz serena de Facundo, después de eternidades de ausencia, al otro lado de la línea me desafía: ""Hola pequeña, dime CONFIO"... Sonrío perturbada... le contesto: Me amarás aún mañana si lo digo?
Nata.
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2 comentarios:
Un texto precioso que ya te había leído pero que me encntó volver a leer. Un abrazo. Magda
todo el amor en una frase..........
tatuando en mi piel sus palabras de poeta
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