28 diciembre 2007

Jose María Parreño

Epitafio


Aquí descansa el cuerpo,
su alma no:
transeúnte del aire
sigue en vilo.
Lo enterramos al borde del camino
que lleva de la pureza a la abyección
y vuelta,
su paseo favorito.
Su condena es repetirlo sin descanso
hasta que ambas se fundan
en el barro
de otra Creación.
Tú que pisas
el polvo
de lo que fue sonrisa,
los huesos
que sujetaron cada día
su contradicción,
elige mientras puedas:
nunca envidies el destino de un poeta.


Fuente : Antología de Babel. Diario El País.

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