09 diciembre 2007

Pedro Javier Martín Pedrós


Habría que empezar a ser
hombres y mujeres
de carne y hueso.

Nuestros silencios eternos
denuncian la tibieza
que llevamos en
nuestras mochilas.







Este espacio de tiempo
se lo dedico a los putos
cabrones que hacen las guerras.

A los sin escrúpulos,
a los que siendo sus madres
santas e irreprochables,
ellos son unos auténticos hijos de puta.

Con sus corazones llenos de odio y
de mierda.

A los que se ríen de los acuerdos
y convenios internacionales
firmados en foros que buscan la paz.

A ellos, a los hombres grises,
a los de las pistolas

con silenciador,
a los que generan hambre y tristeza
eternamente en los más débiles
e indefensos.

Vosotros, con vuestros corazones
llenos de ácido,
estáis escribiendo las
páginas más penosas de la
historia.

Permitidme que os diga una última
Cosa:
Tarde o temprano volveréis
a encontraros con las ratas de cloacas
que son vuestras amigas,
pues bien, hasta éstas
os abandonarán, fruto de la
peste que genera vuestra presencia
.

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