10 febrero 2008

Poema de Manuel Moya










Autorretaratos


Este soy,

quien ahora se empeña en habitarme,

quien inútilmente me abraza acá en el sueño

por calles que dan a mi propia geolología,

donde todo finge y todo se completa,

tan convicto de mí como yo mismo.

Y esa mano que me sigue

como un muerto a todas partes,

que a mi lado lucha

que a mi través camina

sin plazos ni objeciones,

sin sumas sin sombra y sin respuestas

como si alguna vez -quién lo supiera-

la hubiese arrebatado

de otro cuerpo, de otra herida, de otra forma,

que palpo allá en lo oscuro,

como una carne tan dentro dentro de la mía.

Idéntica piel la que nos goza,
idéntica piel la que nos sufre
nos narra y nos derriba
tan quietos, tan fundidos,
que basta una sola voz para alejarnos.
Este soy,
testigo inseparable
de ese otro que coincide conmigo en la
vigilia,
que me obliga a dudar de eso que afirmo,

ungidos ambos por sombras similares.
El uno vela
mientras el otro acecha y desconfía,
mientras el uno me huye
el otro me persigue,
y ya no sé de cierto
si perseguidor o perseguido soy
y no sé quién arroja
un pie sobre otro pie
un labio sobre el otro
y ambos sobre quién.
Del libro " Las horas expropiadas"
Fotografía: de Juán Rulfo

No hay comentarios: