
Entiendo el Reino de los Cielos,
a quién pertenece,
y se que es a ellos,
se que es a mí cuando me recuerdo.
El niño nació libre
una joya en bruto,
un diminuto tesoro,
que yo no tengo...;
Le corté las alas, le enseñe a luchar
a tener enemigos,
a competir en su libertad
a soportar el dolor,
a tener miedo,
a callar.
El niño pedía reconocerse
en todos los límites del Universo
y yo quise tenerlo secuestrado,
en mi ilimitada ansiedad
la del ferviente deseo.
El niño pedía crecer
en la armonía del juego,
yo le daba adultez prematura,
armaduras contra el llanto,
quemaduras, soledades, desaliento.
El niño se hizo mayor
y ahora juega a que es pequeño;
reclama justicia y paz,
reclama un mundo perfecto,
yo le doy el sentido
único
de su nacimiento.
Hacerse digno del agua,
de su medio,
en la armoniosa placenta que le alimenta,
el Padre Nuestro de cada día,
su libertad.
Este niño ya no es mío,
es el Reino de los Cielos.
a quién pertenece,
y se que es a ellos,

se que es a mí cuando me recuerdo.
El niño nació libre
una joya en bruto,
un diminuto tesoro,
que yo no tengo...;
Le corté las alas, le enseñe a luchar
a tener enemigos,
a competir en su libertad
a soportar el dolor,
a tener miedo,
a callar.
El niño pedía reconocerse
en todos los límites del Universo
y yo quise tenerlo secuestrado,
en mi ilimitada ansiedad
la del ferviente deseo.
El niño pedía crecer
en la armonía del juego,
yo le daba adultez prematura,

armaduras contra el llanto,
quemaduras, soledades, desaliento.
El niño se hizo mayor
y ahora juega a que es pequeño;
reclama justicia y paz,
reclama un mundo perfecto,
yo le doy el sentido
único

de su nacimiento.
Hacerse digno del agua,
de su medio,
en la armoniosa placenta que le alimenta,
el Padre Nuestro de cada día,
su libertad.
Este niño ya no es mío,
es el Reino de los Cielos.
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