19 mayo 2008

Poema de Julia Gallo Sanz



LA ESTELA DEL MÁRTIR




Roto el pecho
brota del corazón un santuario
sembrado de claveles,
que ascienden al olfato hasta adherirse
al cuello en mil abrazos;
huelen a mayo y gritan alboradas
desde el vientre vacío,
desde el regazo abierto en carne viva
por el parto robado:
¡bermeja carne en flor,
estirpe de heroísmo y esperanza
esgrimiendo ideales
!Mas segaron el cáliz en vendimia
de calvario y de muerte.
¡Ah, grial desbordado de calostros
amargos como el paso
que hiere en cada vuelta el pavimento
de la vía ocupada,
la que torna al medroso en combativo
convirtiéndolo en madre,
clamor, Plaza de Mayo, en rocío,
y abuelas peregrinas
!Tiene la leche el nombre y apellidos
de la sangre perdida
aquel día de azufre y de grilletes
mientras ellas entonan,
en racimo, las nanas de otro tiempo
a los hijos del alba.
Cada salmo in memoriam es gemido
de invocación al borde
de la cruz, la impotencia, el arrojo
en pos de un testimonio.
Cada vuelta es un bucle en la quimera
de la foto que busca
su voz, su yo, su alma ya prescrita.
¡Qué amargo vía crucis!…
¡Qué inmedible la lágrima y la pena
enquistada en el pecho!
Ya vivir significa sólo cita,
habitar los zapatos,
componer el pañuelo y la memoria
y zurcir los recuerdos
del fruto que perdieron y reclaman
las madres en la plaza
que no entienden que un hijo se evapore.
Entrañas desgarradas
dibujaron con llanto los recuerdos
en el Gólgota propio:
mazmorras de dolor, hoy convertidas
en templo para artistas y poetas.
¡Bendita sea siempre
la silenciosa herencia de los mártires!



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este poema me transmite un dolor muy intenso, realmente desgarrador.

maría magdalena gabetta dijo...

Mis aplausos y mi admiración por tan hermoso, aunque triste poema que enaltece el dolor irremediable de tantos corazones. Un enorme abrazo. Magda