
Mi voz es el paisaje
que va echando de menos
las cosas que he perdido.
He nacido en un pueblo

y en el anonimato.
Mi vida se resume en aquel calendario
de números granates
donde mi madre iba
apuntando los partos de las vacas
y visitas al médico.
Fuí más feliz que pobre
porque quien no conoce la abundancia
valora las minucias y los pájaros.
Desde niño la hora de las gaviotas
viene siendo mi reino
y el mar un no sé que
-eternidad dios alma-
donde muero un momento cada día.
Así me veo ahora
cuando ya las gaviotas no conocen mi nombre
y la higuera envejece sobre la sed del pozo.
Mi casa, mis amigos, los míos, los de nadie.
¡ Que pronto somos soledad !
2 comentarios:
Querido Aurelio, sencillamente fantástico
Aurelio, me he quedado maraillada con tu poema. Mis felicitaciones y un abrazo. Magda
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