
¡Qué duro es morir clavados
en un muro de agonía;
ir quemándose las plantas
sobre losas de cal fría;
sentir granada la sangre
—trigo rojo en mis espigas—y un portazo de recintos
siempre contra las
siempre contra las
pupilas! ¡Que salga el preso, que beba

la luz y el aire su herida;
que sus pies toquen el campo
donde sus pinos respiran;
que recorra las veredas
—río abajo, monte arriba—;
que sus manos sientan hombros
clamorosos de alegrías
y sus labios fresca hierba
de cabelleras floridas;
que al salir lea en las torres
la palabra siempre viva
de su libertad grabada,
y en los árboles escrita;
que los montes, que los ríos,
que toda esta geografía
de tierra indomable sea
una pancarta extendida,
una sola voz gritando
sobre la mar: amnistía!
¡Las puertas de par en par!
Los presos fuera: a la vida.
¡Que les devuelvan sus alas
que las sombras asesinan!
¡Basta de cadenas, basta!
¡Que España entera lo diga!
¡Contra los muros, los "vientos
del pueblo" por la amnistía!
Foto de Henr Cartier-Bresson
No hay comentarios:
Publicar un comentario