
Orillando el monte
entre la aspereza de la hierba
y la fragancia incierta de las piedras
me diste alcance
húmeda la espalda en el filo del arroyo
forcejeos
contradicción
querer ser sometida y hacer frente
árido juego en el que siempre pierde

quien resiste
indócil yegua de llanuras
desacostumbrada a monturas y ronzales
el roce de los cuerpos fue el acorde
en el silencio cómplice de los pájaros
pulseamos el instante
cabalgaste
intenté vana y fingida resistencia
ante un látigo hipotético
carrera hacia ninguna parte
gemido sin llanto
risa sin júbilo
dar y arrebatar
celo animal
en aquella simulada romería
dimos vuelta a la luz
y el viento se quedó sin aire
exhausto de jadeos.
Foto de Daniel Enrique Gonzales Sifuentes
1 comentario:
guau que lindo poema te felicito me encanta esta precioso
Publicar un comentario