02 agosto 2008

Relato de José Luis Caramés Lage





José Luis Caramés Lage nació en Santa Marta de Ortigueira, La Coruña, en el año 1945. Vivió algún tiempo en Ferrol y, después, siempre en La Coruña, hasta llegar a los 17 años que marchó a estudiar Ingeniería Química a Madrid. Allí vivió dos años en los cuales salir de casa era solamente para coger el tranvía, llegar a la Escuela en el Paseo de la Castellana y volver. Eran momentos difíciles para el estudio ya que, llegaban nuevos aires ideológicos de París, con aquel Mayo del 68 y, los caballos de los grises ocupaban la Ciudad Universitaria. Eran tiempos de cambios y, quizás por ello, de la Química pasó a la Literatura pensando en dejar de buscar en los átomos y comenzar a aproximarse a las personas y a los grupos humanos. Por eso, se trasladó a Oviedo en cuya Universidad estudio Filosofía y Letras con la especialidad en Filología Inglesa.
El servicio militar le tocó en El Aaiún, en el Sahara que, en los comienzos de la década de los años 70, aún era colonia española. Los 15 meses que allí estuvo le sirvieron para aprender lo que es la soledad, la puesta y el amanecer del día en el desierto, el calor, la arena, el siroco y el frío de la noche con sus estrellas. Allí le enseñaron a hacer la croqueta para poder bajar por las dunas y, además, comenzó a escribir poesía que publicaría en Criterios, una revista ovetense dirigida por el hoy director de la Editorial Trabe, S. A. de Oviedo, Antón García.
Una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores lo llevó a Sheffield, Inglaterra, en septiembre de 1973. Allí fue profesor de español en un instituto de enseñanza media y en la Universidad de Sheffield, en donde estuvo tres años. Más tarde, fue contratado por la Universidad de Newcastle upon Tyne, al norte de Inglaterra, ya en la frontera con Escocia, a la que separa la muralla de Adriano, en la que trabajó otros dos años. Fueron tiempos de aprendizaje y reconocimiento del medio en el que se insertó sin problemas. En esos cinco años escribió su tesis de licenciatura sobre literatura comparada y su tesis doctoral sobre la antropología literaria, además de sus primeros artículos profesionales haciéndose, además, un europeísta convencido.
En 1978 vuelve a Oviedo y comienza a trabajar en la Universidad de Oviedo en donde lleva ya 29 años enseñando literatura inglesa. En estos años ha entrado en la vida universitaria con distintos cargos, conociendo y viajando a otras instituciones nacionales y extranjeras. Se sabe que le tiene una especial consideración a la Universidad de Cambridge en donde ha pasado muchas de sus vacaciones estivales como investigador visitante. Ahora piensa que, después de haber adquirido una larga experiencia en la enseñanza e investigación sobre la literatura, hablando sobre la obra de otros autores, ha llegado la hora de ponerse a escribir sobre lo que conoce y sobre lo que ha soñado.
PREMIOS.
- Segundo Premio en el IV Concurso Literario “Francisco Nieva” de Cuento y Poesía (modalidad cuento) otorgado por la Facultad de Letras de la Universidad de Castilla-La Mancha, 26 de Abril de 1999.
OBRA PUBLICADA. EN CREACIÓN LITERARIA.
** Redactor de la Revista CRITERIOS de creación literaria, Oviedo. Colaboro con varios trabajos en los números: 3, de noviembre, 1978; 4, de febrero de 1979; 5, de abril de 1979, y 6, de octubre de 1979.
** Colaborador de la Revista Gábula de creación literaria y participación con dos poemas en la Antología Club Internacional de Escritores, Vol. II, Madrid, 1981.
** Versión teatral del Otelo de W. Shakespeare en colaboración con el Dr. Emilio Sagi estrenada en el Festival Internacional de Asturias, Avilés, en agosto de 1984 y en el Teatro Campoamor de Oviedo en Septiembre, 1984. Grupo de Teatro Margen.
** LIBRO: Autor del libro de cuentos, Mi tía abuela Dolores y el Círculo de Animales Excluidos, Editorial Trabe, Oviedo, 2003.
** LIBRO de creación y primera novela: Caramés Lage, J. L., (2005), Miel Roja, Editorial Trabe, Oviedo.
** Cuento titulado El pinchadiscos de la tarde, publicado en la Revista de la Asociación para la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera, nº 36, Noviembre, 2006, Págs. 117-121.
** LIBRO de creación y segunda novela: Caramés Lage, J. L. y Raúl Seoane Prieto, Pedro Sarmiento de Gamboa, El almirante infortunado, (2007), Editorial Trabe, Oviedo.
*** En estos momentos escribe en el periódico La Voz de Asturias todos los jueves un artículo de Opinión.
*** LIBRO DE creación, la tercera novela Inocencia Silvestre en la Editorial SEPTEM Ediciones, S. A. de Asturias, 2008.




La aldea, mi lugar favorito.
Yo tengo mi lugar favorito al que he novelado y que llamo Landoy. Es un sitio cercano que se encuentra en alguna parte a través del que observo y describo lo que ocurre en mi imaginación. Es el sitio en el que he desarrollado mi geografía literaria íntima, pero sin fronteras, aunque reconozca las fuerzas de mis antepasados y mi paso desde la naturaleza silvestre hasta la más cultivada.
Landoy es una invención en el sentido del latín invenire, aunque al lugar lo reivindico como propio en mis relatos que integran a las figuras más míticas del sitio y a mis primeros compañeros de aventuras en movimiento necesario hacia la libertad. He logrado el gusto por el origen de Landoy, la aldea que todos tenemos o soñamos poder tener, el terruño tocado por la magia de la infancia y la juventud, la ilusión del escritor que trata de hacer una sociedad transparente que exprese las costumbres y la personalidad de cada lugareño embargado por el sueño de la vida..
Landoy, la aldea que todo tenemos, prolonga la fantasía y alimenta la ilusión de un mundo poco conocido, en el que las tierras y los bosques; el mar y los lugares de culto; los pazos y las casonas con sus seres imaginados y reales, me reconocen como propio del lugar de lo imprevisto. Landoy es el sitio digno del discurso literario que no se encuentra anunciado en catálogos de la ortodoxia oficial, pero si en los orígenes del cuento, en el que la identidad conserva todo su sentido. Aquí deberíamos fijarnos en las ciudades y lugares que se han utilizado literariamente a lo largo del tiempo, desde De Civitate Dei de San Agustín de Hipona, allá entre los años 412 al 426, hasta el pueblo de Macondo en García M
árquez, pasando por El invierno en Lisboa de Antonio Muñoz Molina.
La fantasía del lugar fundado tiene sentido debido a que sus duendes la protegieron bien. El sitio se mantuvo contra las amenazas de las escisiones internas ya que prevalecieron los dispositivos de la adivinación eficaz. Esto no logró cerrar la aldea al mundo de afuera ya que ese intento se transformó en una imagen útil y necesaria que se apoya en la singularidad de un territorio bañado por el mar y lleno de un paisaje de nostalgias donde se descubren las formas de los árboles más milenarios. Landoy es la aldea que todos deberíamos tener, es una tentación a la totalidad, pues en ella lo encontramos todo. Tenemos diversas dimensiones de las cosas y el camino que cruza el lugar, entre maizales y trigales, conduce a la individualidad de cada uno de sus habitantes que viven y participan en ella. Todo se interpreta desde la visión de los que viven el mundo a diario con los esfuerzos de la imaginación, entendida como algo histórico, que proviene de las percepciones acumuladas a lo largo de los años. Aquí podíamos recordar al poeta prerromántico inglés William Blake cuando pasó de escribir sus Canciones de Inocencia, en las que hablaba de corderos, a sus Canciones de Experiencia en las que mencionaba a tigres, una vez entendido el mundo.
Landoy es el lugar en el que te topas con el tiempo y el espacio que vale para todos, aunque haya división de clases, emigraciones y regresos, industrialización y mundo rural en choque brusco y ya de vuelta de lo antiguo y señorial. Es el sitio más antropológico que se reserva en el interior del escritor para la construcción concreta de un texto en plena simbología que busca espacios nuevos para bailar con la música de los recuerdos que, a menudo, son boleros, que lindan con el umbral de la nostalgia de unos seres que juegan a ser buenos. Quizás aquí, nos encontramos con un viejo Harry Potter de aldea que ha delimitado su terruño a la magia más singular y atrevida, ya que el lugar de nacimiento es la superficie primera por la que hay que aventurarse a conocer la vida. Landoy ocupa un lugar singular y exclusivo en mi creación escrita ya que en esa aldea se configuran personajes y situaciones distintas que conviven en identidades solidarias en el lugar es de todos. Esta aldea se escapa de lo exacto para entrar en el gusto por la morada que construyeron mis abuelos, donde mis amigos y yo, nos conjuramos para vivir en la historia perceptible y más sensible, hablando y pensando en lo nuestro, pero también, en lo de ellos.
Landoy es un lugar de memoria con ideas mitificadas que hacen de referencias a la armonía de lo silvestre o, quizás, del paraíso perdido. Es el espacio más doméstico, más aldeano en donde se celebra el símbolo del hogar, ya que Hermes, el dios del umbral y de la puerta, ha llegado hasta las encrucijadas de los caminos de la vida. Landoy es la aldea de la niñez, de la historia de los relatos que describen la fundación de un sitio y de nuestras bases del pensamiento actual, enraizado en ceremonias de iniciación, en rituales variados por el calendario social y religioso que nunca nos ha dejado. Es el lugar de la permanencia, de la duración y de las construcciones de piedra que nunca se las ha llevado el viento.
La aldea de Landoy es un lugar de identidad y de relaciones; un espacio lleno de significaciones y de rincones antiguos que han modelado nuestra actividad humana. Es un lugar imantado, en donde las artes del escribir quedan atrapadas en el papel que habla a través de la lectura de lo escrito. En definitiva, la aldea es el sitio en el que el se origina el lado más esencial del espíritu humano: la creatividad.



Foto del relato de Meinoif. Wewel




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