01 septiembre 2008

POEMA DE ALEJANDRA SIRVENT






Bio-bibliografía
Alejandra Sirvent (Pravia, Asturias, 1980) es licenciada en Derecho por la Universidad de Oviedo. Actualmente, trabaja en el Instituto Asturiano de la Mujer y es vicepresidenta de la Asociación de Escritores de Asturias. Es autora del libro Aquel Amanecer (Premio Asturias Joven de Poesía 1997), y de la plaquette Última Materia (Cuadernos de la Chancillería, Jerez, 2005). Colabora en distintas revistas literarias, como Clarín, Reloj de Arena o Formientu.






A JOSÉ LUIS PIQUERO




Que la vida iba en serio


uno lo empieza a comprender más tarde




JAIME GIL DE BIEDMA


Hay algo que es como una lejana muerte,


se instala en los ojos y se acuesta con uno


y pega chillidos en los palacios de su cabeza.


Realidad, amigo,


tal vez ya no me quieres como antes,


como cuando te escribía correos


con dedos puros


y el mundo todavía no era este horror blanco.


¿Recuerdas cómo te escribía aquel despiadado


deseo del verano en La Arena?


Recuerdo que era hermoso contarte cada imagen


que me separaba del olor brusco y real


del agua, de los rancios restaurantes


con toda la familia, de las barcas varadas


en una tierra negra.


Yo quería tener la piel morena y ser libre


como en los poemas de Gil de Biedma;


ser libre y ser hermosa, como todas.


Pero no soy hermosa y ya esta libertad


me parece la peor de las sogas.


Siempre fuiste los ojos severos que miraron


mi vida. No puedo entender qué insignificancia


magnética me hizo merecer todo tu tiempo.


He sido mala,


como un niño que sueña, como alguien que vomita.


Me he engañado a mí misma


pensando que podría ser feliz.


Amé con un ahogado misticismo.


Atrás quedan los hombres


que degolló el amor.


Si sólo se perdiera la cabeza,


enamorarse no sería trágico.


¿Sabes que me siento ridícula todavía


entre la gente? Siempre soy más grande


y más seria que las otras chicas.


Intento ser graciosa sin motivo.


Aunque ya no me importa ponerme colorada


como una cereza algunas veces.


Atrás quedan hombres bellos


como almendros en llamas,


como sórdidos tigres.


Sólo ahora después de tanto tiempo


quiero vivir, ya la muerte es amiga.


Mi corazón es la pista de circo


donde un malabarista blande antorchas


miserables para un único espectador.
Foto de :Klaudia Und Stanislaw Winiasrski

No hay comentarios: