
cuando cae la noche.
Tus vestidos colgados en la percha,
esta silla con restos de tu cuerpo,
nuestra cama...
No sé por qué, amor mío, tengo el presentimiento
de estar amando en balde
o de comprarte un ramo de ahoras los fines de semana.
Vale más que dejemos de hacer nuestras las cosas,
de escribirnos las fechas

detrás de esos momentos en que somos felices,
de regalarnos libros.
Mismamente este cuarto me llena de abandono
cuando antes de dormir me das un beso
y me quedo mirando tus ojos que se apagan,
tus cuadros, esas fotos, tus zapatos mojados,
tu colección de botes de perfume.
Mismamente esta hora se me queda tan larga
cuando el tiempo es tan corto,
que empiezo a perder ya lo que aún no he perdido:
tu nombre pasajero, tus labios pasajeros,
tus collares, tus cartas, tus muñecas, tu sitio.
Foto de Tomas Mayral
3 comentarios:
Dios mio, este poema con esta música parece un capítulo de mi historia allá por los 90. Dicen que llorar es una terapia, os lo agradezco. tere
Gracias por publicar palabras tan hermosas, sean llenas de amor o derrotadas de desamor. Es magnífica la composicion. Arancha. S. Sebastián
Aurelio,tus poemas parecen estar arrancados de nuestras vidas...
Casi siempre me haces llorar cuando te leo,pero es una sensación agradable.
Que bueno tener tus poemas!
Un besazo.Lupe.
Publicar un comentario