03 septiembre 2008

POEMA DE UBERTO STABILE





Te conozco bien,



tu eres la fotografía de un niño hambriento,



la última morada de la conciencia



junto al anuncio del nuevo software.



Tú eres la conversación que no se sostiene



el reducto de mi rabia y la paciencia desbordada.



En tu ignorancia vivimos todos



en tus ojos saltones



—tripón y canijo—



en tus envejecidos rasgos que anuncian



la inminente muerte y el debate en televisión.



Te conozco tanto que ya no te temo



ni me quitas el sueño que no tengo



ni podrás nunca competir



con la imagen que te robó el alma.



Campo de refugiados



donde gravitan los corazones



donde los cuerpos tendidos como ropa



se sostienen al filo de la media vida.



Desconfía entonces



de quienes fotografían sin pudor tu suerte,



vuestra muerte está sobrevalorada.

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