
La segunda parte del libro consta de la aportación individual de los autores participantes en el proyecto.

María Magdalena Gabetta
Vivo en Río Tercero, una pequeña ciudad del interior de la provincia de Córdoba en Argentina. Con 59 años recién cumplidos, me considero aprendiz de poeta y aprendiz de escritora. Comencé este aprendizaje no hace muchos años, primero tímidamente y hoy puedo decir que ocupa una parte muy importante de mi vida. Mi ilusión, llegar al corazón de quien me lee. Mi alegría, compartir con hermanos en las letras y en el arte. Mi agradecimiento, al increíble mundo de Internet que hoy me brinda la oportunidad de haber encontrado un maravilloso grupo de poetas, allí y allí; lejos en el mapa pero cerca en el corazón y poder escribir junto a ellos, "en la distancia”.
Actualmente dirige “ Fuego en el Viento”, blog de cuentos y poesías ilustrado con obras de grandes pintores.
Correo electrónico : magdalenagabetta@gmail.com
María Magdalena Gabetta
Ámame como soy
No pidas nada más.
No pidas que cambie.
No lo haré por vos.
No lo haré por nadie.
Ámame como soy,
soñadora incurable.
Te ofrezco amores nuevos.
Ganas de besar.
Entrega sin reparos.

Pensamientos buenos.
Caricias íntimas.
Sentimientos sinceros.
Almohadas compartidas,
café en la madrugada.
Amor sin límites.
Ámame sin cuestionarte
por la simple y loca sensación
que te produce el verme,
por la incontrolada punzada
que te revuelve el bajo vientre
al presentirme,
por el calor en tu nuca
al sentirme.
Ámame sin razones.
A cara limpia.
A frente descubierta.
A ojos sin celosías.
A corazón abierto.
Ámame así, de esa manera
alocada y sin problemas,
sencilla y sin traumas.
que así, de esa manera,
recibirás de mí,
lo que entregas.
Foto de Juliansev
Duermo en la ribera de este río
con mi cabellera flotando sobre sus aguas.
Robo estrellas al cielo con mi mirada,
que prendo de mis pupilas,
luciérnagas prestadas,
mientras me mece el silencio de la noche.
Imagino cascadas de colores,
tonalidades vírgenes de esta naturaleza
que me supera y me abraza
como una nodriza amante.
Cuando despierto,
desde un viejo árbol
un panal de abejas me regala
un desayuno de dulzuras
y entre mis labios la miel corre
buscando el sendero de mi boca.
Sacudo mi nostalgia
de sombras largas
y recito mi fábula de ríos mansos,
de manos acariciando tornasoladas aguas,
mientras me arrebata insolente
el soplo dorado de abril,
preludio del otoño.
Por un instante,
transito de mujer a pez,
mi piel se convierte en escamas,
y mis escamas se vuelven del color de las hojas.
Giro ágil y certera entre los remolinos,
nado contra la corriente,
remonto el cauce que baja de los cerros,
y agonizo cuando el sol
se esconde lánguido en el ocaso.
Foto de Juan de Jesús López
Maria Magdalena Gabetta.
Y ya no sé......
si escribo o si deliro
en esta lóbrega irrealidad
cuando las ventanas se cierran
y ni siquiera la luna
sobre los oscuros charcos se refleja..
Mire usted....
ni los perros se asoman a la calle,
en estas noches
de largas duermevelas.
Y ya no sé.........
en qué recodo
en qué esquina incierta,
en qué escaparate,
me deslumbré con una vil ruleta,
y sin pensarlo, sin meditarlo,
dejé en sus giros,
mi última moneda.
Es un juego,
sí señores,
apuesten,

gira la ruleta.
El mozo deja un whisk
y a un costado
la mano se torna pesada,
la mente agónica pedalea,
y el cigarrillo se hace humo,
humo como esa sombra
que sin mirar atrás se aleja,
llevando en sus bolsillos,
¡ingrato triunfador!
mi última moneda.
Mire usted,
en esta noche de pérdidas,
gira loca y solitaria la ruleta,
yo gasté en una mala jugada,
mi última moneda
¿y los perros?
ni los perros apuestan.
Foto de Tate (1)
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