deseé que aquel gato hubiera muerto
y que los animales encerrados
en la tienda negra también sonrieran,
recordé el ayer, cuando eran tres
del color de la almendra
y de los negros que plantan café,
cuando andaban perdidos por calles
y avenidas del color de la luna en diciembre,
quise entonces tener tu sonrisa a mi lado
y te recordé bella, muy bella,
me intenté sonreír, pero no pude
y aceleré mis pasos hacia la nada.

Foto de Pablo Molanes
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