15 diciembre 2008

Poema de Federico García Lorca







Granada, calle de Elvira,


donde viven las manolas, l


as que se van a la Alhambra,


las tres y las cuatro solas.


Una vestida de verde,


otra de malva, y la otra,


un corselete escocés


con cintas hasta la cola.




Las que van delante, garzas


la que va detrás, paloma,


abren por las alamedas


muselinas misteriosas.


¡Ay, qué oscura está la Alhambra!


¿Adónde irán las manolas


mientras sufren en la umbría


el surtidor y la rosa?




¿Qué galanes las esperan?


¿Bajo qué mirto reposan?


¿Qué manos roban perfumes


a sus dos flores redondas?




Nadie va con ellas, nadie;


dos garzas y una paloma.


Pero en el mundo hay galanes


que se tapan con las hojas.


La catedral ha dejado


bronces que la brisa toma;


El Genil duerme a sus bueyes


y el Dauro a sus mariposas.




La noche viene cargada


con sus colinas de sombra;


una enseña los zapatos


entre volantes de blonda;


la mayor abre sus ojos


y la menor los entorna.




¿Quién serán aquellas tres


de alto pecho y larga cola?


¿Por qué agitan los pañuelos?


¿Adónde irán a estas horas?


Granada, calle de Elvira,


donde viven las manolas,


las que se van a la Alhambra,


las tres y las cuatro solas.

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