
La madrugada quieta , me trajo hasta tu puerta
y tu cercanía lejana es reveladora,
es como
si al fin amaneciera en mis ojos,
todo tan claro, las verdades, el frío que se torna
en calor, los cuerpos semidesnudos, las almas vestidas

tu rostro en mi pecho, un suspiro de mi boca
y tu pelo en mis manos. . .
Esta alegría melancólica que ocupa todo
el espacio de mi ser me puede durar toda la vida
esa certeza de que más nunca se ira tu recuerdo
ni tu ternura, en instante y para siempre guardado
en mi alma.
Foto de Diego González Sanz
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