29 enero 2009

Beni Paredes Rivas





La madrugada quieta , me trajo hasta tu puerta

y tu cercanía lejana es reveladora,

es como

si al fin amaneciera en mis ojos,

todo tan claro, las verdades, el frío que se torna

en calor, los cuerpos semidesnudos, las almas vestidas


tu rostro en mi pecho, un suspiro de mi boca

y tu pelo en mis manos. . .

Esta alegría melancólica que ocupa todo

el espacio de mi ser me puede durar toda la vida

esa certeza de que más nunca se ira tu recuerdo

ni tu ternura, en instante y para siempre guardado

en mi alma.

Foto de Diego González Sanz


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