
Fernando BeltránOviedo, 1956. Su obra poética abarca, entre otros, los títulos Aquelarre en Madrid, Ojos de agua, Cerrado por reformas, Gran vía, El gallo de Bagdad, Amor ciego, Bar adentro, La semana fantástica, Trampas para perder y El Corazón no Muere (Hiperión 2006).
Autor de los manifiestos «Perdimos la palabra» (El País, 1987) y «Hacia una Poesía Entrometida» (Leer, 1989), su obra ha sido recogida en la antología El Hombre de la Calle (Maillot Amarillo, 2001), y traducida al francés bajo el mismo nombre, L’Homme de la Rue (L’Harmattan). Su obra de temática amorosa ha sido igualmente antologada en La Amada Invencible (Krk Ediciones 2006).
Profesor del Instituto Europeo de Diseño y de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, y creador del estudio El Nombre de las Cosas, ha sido asimismo el fundador del Aula de las Metáforas, una Biblioteca poética y un espacio para la lectura y la imaginación en la Casa de Cultura de Grado (Asturias).
Amar es este error imprescindible
Para poder vivir,
esta forma distinta de sentir la lluvia
cuando llega el otoño
y la saliva
de los parques más tristes

habla sólo al oído de los locos,
de los cuerdos de atar,
de este poema
empapado de sed,
muerto de amor y frío,
acantilado al borde de un abismo
que antes nunca escribí
Foto de Marce de las Muelas
3 comentarios:
Una pregunta a los poetas de éte blog..., ¿de amor se muere, o de amor se nace?
Esta es de oposición, con que, cudidado con las respuestas, que restan.
Besos a todos.
Querida Julia, creo que se debería nacer siempre de amor, está claro que se puede nacer de un buén calentón sin más.
También creo que todos morimos un poco en alguna ocasión de nuestra vida de amor.¡¡ Yo por lo menos !!
Un besazo
Bueno Javier, dado el escaso número de opositores, se suspende el exámen.
Mi opinión es que solamente nacer, ya es un acto de amor en este planeta. La forma en que expandimos ese amor es lo que nos hace creer que morimos de amor, pero nada más lejos de la realidad.
El otro amor, el de la necesidad, ese, por estar condicionado sí que puede morir.
Ahora te entiendo Amanda, en un antiguo comentario que hiciste respecto al amor.
Besos Javier
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