
Si adivinas lo que pienso
me ahorraré algunas monedas
Deja que te cuente...
Me he levantado con el pie izquierdo
y he confundido el gato de angora negro
con la alfombra. Lo he sabido por la sangre.

Llovía, o me lo pareció, por el teclado de uralita.
Busqué el paraguas automático que me regalaste
el día trece para celebrar que me dejabas
y tardé en encontrarlo bajo la escalera
entre todas las caricias que, desde entonces, no me pongo.
En el umbral, inesperadamente, se desplegó como el maíz
arañándome la nariz y entumeciéndome los ojos.
Después, fui a llamarte porque recordé
que en el bolsillo aún guardo tu talismán chamánico
que tanta suerte nos ha dado.
(Cada uno en su casa y Dios en la de todos).
Foto de Joan Castelló
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