Enamorarme de la vida.
Enamorarme de la vida para ser valiente, y
dejar que mis lágrimas se asomen
mientras leo un poema a un buen amigo.
Enamorarme de la vida para inventarme
Sueños, “ paradas “, donde quepa la utopía,
y los abrazos no se reduzcan a un
contacto ó roce físico.
Enamorarme de la vida obsequiando
puestas de soles a los que
siempre se sintieron solos,
mal acompañados
y nunca queridos.
Enamorarme de la vida, regalando
pentagramas vacíos,
para que otros
pinten su música sin conservatorio,
sin conservantes
ni amigos influyentes.
Enamorarme de la vida para ser valiente, y
dejar que mis lágrimas se asomen
mientras leo un poema a un buen amigo.
Enamorarme de la vida para inventarme
Sueños, “ paradas “, donde quepa la utopía,
y los abrazos no se reduzcan a un
contacto ó roce físico.
Enamorarme de la vida obsequiando
puestas de soles a los que
siempre se sintieron solos,
mal acompañados
y nunca queridos.
Enamorarme de la vida, regalando
pentagramas vacíos,
para que otros
pinten su música sin conservatorio,
sin conservantes
ni amigos influyentes.
Enamorarme de la vida después de la
despedida de un amigo,
en cualquier campo santo.
Enamorarme de la vida,
viajando, deslizando mis manos por las
carreteras y curvas de cuerpos, sin temor al
carné por puntos.
Enamorarme de la vida, sabiendo que este otoño
vendrán vientos y lluvias difíciles,
y que alguna tarde sentiré los bolsillos
de la vida vacíos.
Enamorarme de la vida,
a sabiendas que hay soldados que se
camuflan con trajes de poetas,
y que nunca aprenderé a esculpir
dos miradas amorosas llenas de deseos.
Enamorarme de la vida con el saco
lleno de un montón de años, y soñando
que el amor es posible, aunque parezca una
cursilería.
Enamorarme de la vida, creyendo siempre
que detrás de una sombra,
puedo encontrarme herrumbre,
madrugadas, escombros y caricias.
Enamorarme de la vida y
sorprenderme ante la
persona que encuentro en
el espejo
cuando me afeito cada mañana.
Enamorarme de la vida,
a sabiendas que hay caminos
con charcos pestilentes de
mierda y basura humana,
que hasta los jadeos de amor
se aprenden en las escuelas de
teatro.
Enamorarme de la vida y abrirle
la boca al mar, para que engulla
deseos, vibraciones prohibidas,
y desparramar los embalses ocultos
de mi adolescencia.
Enamorarme de la vida y descubrir el
placer de una muda limpia de cama, y
experimentar como se curan las heridas.
Enamorarme de la vida y rellenar
páginas en este viaje
donde, querer seguir siendo niño,
es una locura.
Foto de Javier Gómez
2 comentarios:
Cada vez que esbozas una sonrisa en AZULDEMAR, es como si la vida renaciera de las cenizas. Y uno se enamora de la vida, tal como le llega día a día. Gracias , es muy bello.
Gracias a tí por lo generoso de tu comentario.
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