18 mayo 2009

Muere Benedetti


El poeta del amor y el compromiso.
Efe.
El autor de 'La tregua' y 'Poemas de la oficina' fallece en Montevideo a los 88 años tras una larga temporada con graves problemas de salud que no le alejaron de la escritura.
Mario Benedetti murió ayer en Montevideo a los 88 años y dejó huérfana a la literatura latinoamericana de uno de sus poetas y narradores más prolíficos, venerado por generaciones por su ética y su melancólico canto a la vida. El escritor deja tras de sí una rica obra, en la que sus más de 80 novelas, ensayos, cuentos y poemarios muestran el compromiso social y la coherencia de alguien que creyó "en la vida y en el amor, en la ética y en todas esas cosas tan fuera de moda". El escritor uruguayo contemporáneo más leído en todo el mundo consiguió unir a varias generaciones detrás de sus ideales de justicia social, su visión del amor y del Uruguay de mediados del siglo XX, y plasmó con palabras el dolor del exilio político.
Parte de su prolífica obra literaria, que incluye más de 50 títulos de diverso género, fue interpretada por compositores y cantantes como Joan Manuel Serrat, Pedro Guerra o el cubano Silvio Rodríguez. Además, también el cine vio en su obra inspiración para películas, como La tregua (1974) o Gracias por el fuego (1985), ambas del director argentino Sergio Renán.
Las dificultades económicas sólo le permitieron cursar un año de educación secundaria; después fue un autodidacta que comenzó a trabajar a los 14 años en un taller de repuestos de automóvil. Antes de dedicarse a la literatura, Benedetti hizo de taquígrafo, cajero, vendedor, librero, periodista, traductor, empleado público y comercial. Todo estos oficios supusieron un contacto con la realidad social de Uruguay que fue determinante a la hora de modelar su estilo y la esencia de su escritura.
Entre 1938 y 1941 residió en Buenos Aires y publicó su primer libro, La víspera indeleble, de poesía. En 1949 Benedetti avanzó en su carrera periodística, iniciada unos años antes. En una década trepidante publicó obras como Esta mañana y otros cuentos (1949), Poemas de oficina (1956), Ida y vuelta (1958) y La tregua (1960). Ya desde 1952 comenzó a implicarse de forma destacada en las protestas contra el tratado militar de Uruguay con EEUU. De 1961 data Mejor es meneallo, libro que agrupa sus crónicas humorísticas, firmadas con el seudónimo de Damocles.
En los 70 desarrolló una intensa actividad política como dirigente del Movimiento 26 de Marzo, del que fue cofundador y al que representó en el Frente Amplio, coalición izquierdista que alcanzó el poder en 2005. Con el golpe militar de 1973, Benedetti, que había sostenido posiciones de defensa de la democracia y que veía cómo se recrudecía la persecución a los disidentes del régimen militar, renunció a su cargo universitario y se exilió, primero en Argentina y después en Perú, donde fue detenido, deportado y amnistiado. Durante sus 12 años de exilio también vivió en Cuba y España. En esos años publicó Pedro y el capitán (1979) y los poemas de Viento del exilio (1981).
En Primavera con una esquina rota, publicado en 1989, aborda el amor desde la perspectiva de una familia con uno de sus miembros preso por razones políticas. En los últimos diez años, debido al asma y por recomendación médica, el escritor alternaba su residencia en España y en Uruguay, tratando de evitar el frío, pero al agravarse su estado de salud permaneció en Montevideo. La muerte de su esposa, Luz López, en 2006, después de seis décadas de matrimonio, fue un duro golpe para Benedetti que, según confesó, sobrellevó escribiendo.
En agosto de 2008, después de varias hospitalizaciones que encendieron las alarmas en varias ocasiones, presentó Testigo de uno mismo, su último poemario, un resumen de su carrera que lo reafirmó como una de las piedras angulares de la poesía hispanoamericana. En otro de sus últimos libros, titulado Canciones del que no canta, el escritor aludía a su historia personal. "No fue una vida fácil, francamente", dejó escrito el uruguayo, quien con su pluma marcó a varias generaciones de escritores y de lectores de todas las nacionalidades.
UN PADRENUESTRO LATINOAMERICANO
Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
como se llega al sur de Río Grande
Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos dondequiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver la uñas
sucias de la miseria
en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo
cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad
sin embargo una vez cada
tanto tu voluntad se mezcla con la mía
la dominala enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer
así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora
pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño
claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día
ayer nos lo quitaste
dánosle hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro
ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos
a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro
poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores
todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta
no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido
ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y el amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.





1 comentario:

Lupe dijo...

Grande,grande....
Siempre estarás con nosotros Benedetti.
Lupe.