21 mayo 2009

Poema de Estel Julià



Doce de mayo


En mil novecientos ochenta

tenía dieciocho años,

hoy no es sombra

de lo que ayer fue.

En mil novecientos ochenta

placer y angustia el lugar

donde descubrió un cuerpo

bajo la luz de los dedos,

cuando ni siquiera pensaba

que podría escribir un poema.

Era mujer, niña, inexperta,

y en mil novecientos ochenta

tenía bajo la falda

la moneda del doble juego

y su cabeza empeñada

en perseguir sueños de princesa.

Pero él marchó para siempre,

salió corriendo sin dejar nada,

huyó tras el azul del papel,

tras el azul de las noches

que se escriben sin maletas.
Foto de salvadorperello

1 comentario:

Javier dijo...

Es un poema de una inmensa belleza.
Un abrazo Estel.