
CARTA DEL QUE TODAVÍA NO SE ARREPIENTE
Dios:
Soy malo con mi mujer
¿qué hago?
No te escribo para que de un toque
milagroso
me conviertas en santo.

Nomás quítame las ganas
de pegarle a mi mujer.
Es todo lo que pido
y es mucho.
Porque, ¿sabes?, me encanta pegarle.
A veces ya mejor la mando
para la iglesia
para que se refugie
de los golpes
que de todas maneras le he de dar
por vida de Dios!
Pero con tu ayuda, Diosito,
ya se me van a quitar las ganas de pegarle.
Por favor,
a vuelta de correo,
dime cómo.
Te prometo que te lo voy a tomar a milagro.
Foto de omar soto
No hay comentarios:
Publicar un comentario