
Cuando vengas de visita no me traigas más palabras, te lo
( ruego.
No me queda más espacio en el cillero y en la fresquera
( no cabe
ni un adverbio.
Últimamente por cortesía te engaño y las escucho
pero cuando te das la vuelta o te vas con viento fresco
a contrarrembolso se las envío a ese nuevo inquilino tuyo
que te viene arreglando el sentimiento
a ver si se empacha de una vez de tanto adjetivo posesivo
y me deja en su sitio los recuerdos,

que aunque puedan parecerle antiguos y muy poco aseados,
todavía, amigo mío, no han prescrito.
Foto de Carmen Maldonado
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