El poeta también va a la vendimia,
recoge frutos,
selecciona, respira hondo y
corta
el racimo
secamente,

ejecutando el drama,
lo deposita, con cuidado enfermizo
entre el resto de lo ya cortado.
Después, poco a poco,
con la paciencia necesaria,
en soliario,
irá pisando versos
y transformando su cosecha.
Nada es del poeta,
salvo la transformación.
(inédito)
Foto de José Trepat
No hay comentarios:
Publicar un comentario