TODOS LOS HOMBRES QUE PRONUNCIARON MI NOMBRE
Los hombres que me amaron
medían el tiempo con una regla de latón
medían el amor con una brizna de hierba
medían el calor con la luz del mediodía
y me contaban cuentos
cuando la luna besaba los labios al sol.

Los hombres que me amaron
no eran los mejores amantes expertos en kamasutra
no eran los más inteligentes
eruditos en lenguas muertas
no eran los más guapos
los más fuertes
los más adinerados
ni unos pobres de solemnidad.
Tampoco eran príncipes encantados,
pero eran elocuentes oradores
en la lengua del silencio
de los espacios entre suspiros,
eran matemáticos del ritmo cogidos a mis caderas
y músicos virtuosos manejando mi instrumento.
Los hombres que me amaron estaban de acuerdo
me decían similares piropos
me miraban y reían casi igual
mentían y mordían
y me prestaban su camisa casi igual.
Los hombres que me amaron
dormidos susurraban que era bonita...
Todos los hombres que pronunciaron mi nombre
supieron, que habían amado a una mujer.
De “No frenes la lengua de los pájaros”, publicado en “Dad al aire mi voz”.
Foto de Jorge Semilla
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