cosas de niños
Las cosas de los niños son tan bellas
que si son ojos demasiados nuevos,
todo lo ven pequeño.
De joven todo era
como los abrazos grandes de los mares:
montes amontonados, universos.
Y cada viento era
vientos y vientos que se iban volando.
Ahora ni el viento es viento, ni yo soy quien era,
ni la cal es ya luz que se derrama.
Con los años, aquellos pocos años,
los ojos eran fuego
que todo lo veían y todo lo callaban.
Era el no ser del soñador despierto:
tiempos de juegos, sueños, voces, sombras...
Y oyeras lo que oyeras,
siempre al final sentías
la redentora voz del universo.
Foto de : Inoxbany
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