16 agosto 2009

Ana Vidal Egea




Aquel septiembre tú habías empezado

a decírmelo todo,

como si después de tantos años

no supieras que daba igual

saber el nombre de las cosas.

Dijiste algo de las mujeres

y yo supe que habías dejado de quererme.


A veces dejo un lado libre en nuestra cama

por si regresas

cualquier noche en que no importe estar desnuda.

No estás.

Yo sigo buscando árboles.

Podré perderme en un bosque algún día

cuando no quiera ser más.


Foto de Federico Cirillo


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