23 septiembre 2009

Elia Fernández Herencia

11 de mayo



Llega sucio, con la cara vieja

de niño solo, y luz amarilla

en cada ojo. Le lavo

las manos y toca en su puja

los libros, los muebles, el aire.

Mira las hojas, y lee sin erres.

Otro niño me ha dicho que él miente.

Otro niño me dice que es pobre,

y que pide en la iglesia del barrio.

Sigue mirándome como mira los libros

y sigue trozando las hojas del seto.

Es dulzón, discorde y temeroso

y tan viejo como un viejo panal

de abejas. Es sólo

un niño sencillo que puede picar.

Foto de Jesús Ceferino

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