21 septiembre 2009

Julia Isasi Martínez,

Tengo un amigo sensible,

que dejó su coraza hace tiempo

y cuando roza la debilidad de otros

pega su piel, se adhiere y sufre.

Tengo un amigo sensible, sentible...

tiene los pies descalzos en continuo

contacto con la arena,

llora, y admite su vulnerabilidad.

Tengo un amigo sensible y fuerte

que envía señales de alerta

desde lomas altas

donde pocos llegan,

para que todos las vean.

Tengo un amigo sensible

que apoya el peso de su identidad

en el hombro izquierdo,

y sabe que se irá sin él,

centrado, y serio.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes razón, no hay mayor fuerza que una consciente sensibilidad.