26 septiembre 2009

María Magdalena Gabetta




Vuelvo por ti a sentir amor ardiente,
cómo rosa sedienta bebo el cielo,

de tus labios que son mi único anhelo,
y el calor de tu lengua entre mis dientes.
Genial varón que mi ostracismo aleja,
te deseo en mi vida cada día,
artesano de la existencia mía,
dulce elixir que mi razón despeja.
La que por mal amor murió de pena,
revive emocionada entre tus brazos,
bajo tu viril pasión que encadena.
Me entrego a ti sin mezquindad terrena,
uniendo nuestros cuerpos con los lazos
de este ardor que desborda y enajena.

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