14 octubre 2009

Pablo Neruda Arte de pájaros



Aguila

Pájaro amargo, águila fría,

espada de las cordilleras,

inmóvil en tu eternidad,

en los años indiferentes,

en la piedra de la agonía.

Aguila de plumas duras,

yo conozco tu idioma negro,

la amenaza de tus ciclones

tu transparencia sanguinaria,

tus garras manchadas de muerte

y sé que vuelves derrotada

a tus montes de piedra y nieve,

al gran silencio de los Andes,

a la torre de las espinas.

La rosa siguió floreciendo,

el manantial hizo de nuevo

su conversación de cristal:

los nuevos nidos se poblaron

por orden de la primavera,

se extendió la liebre en el musgo

para parir en el crepúsculo:

desembocó la claridad

de la luna, de las estrellas,

como los ríos de un estuario

y allí solo tú, desvelada,

no nacías ni florecías:

estabas sola con la noche.

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