24 noviembre 2009

Girapoema



XXXVIII

Colecciono las tintas de otros pueblos a través de mi tálamo,
las piruetas del azul y el negro ampliándole a los símbolos
esa respiración que le cambia a una letra su estructura
y habla con un ángel o una serpiente con la propia soltura
que la tierra traba conversaciones entre los átomos y las mujeres:
sin ningún mediador traduciendo a los códigos
su esencia de energías y espacios no previstos.
Colecciono también esos sonidos donde la pituitaria piensa
la marca de Caín sobre la frente de los fenicios y los arameos,

antes que hubiese un Alfa y una Omega
conteniendo en un visual de nombres lo inconsciente,
prestándole a los huesos de la frente
el portal donde toda resonancia descubre su perfil
fuera de un tiempo que jamás se asigna.
Mi traquea simplemente colecciona la espiral de silencio
que sabe moverse entre las silabas de una ventana
o las resacas que viven en las proas de los barcos
y el ojo de los alcatraces a manera de péndulo,
tratando de ganarle al horizonte su secreto de éxodo,
para poder robarse su cita de derecho con las tormentas
y acariciar sin miedo el asesino instinto de una ballena blanca
cuando se entrega en jubilo a su hambre
y la carnicería es una sobremesa
entre la costa de las islas de Corzet y el agua.

Alina Galliano – Estados Unidos

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