29 noviembre 2009

Jose Antonio Antón Pacheco




Nocturno

Cierta noche de agosto el mar resplandeció y cada
uno acudía a la playa para, alumbrado por la marítima luz,
realizar sus tareas favoritas: montar a caballo, leer la Guía de
perplejos, divisar el paso de los buques, etc., etc.

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