
DE VIRTUDES Y HARAPOS
Cuando la luna
aguada y serena
se instala en la esquina
del altanero pueblo
un hombre harapiento
lee las estrellas.
Sus pupilas dilatadas
trocan semillas

por deformes espejos.
Ni es joven ni es viejo
y con sus manos delinea
historias de chacales
y de amores ajenos.
Y nadie lo escucha
es todo silencio, sin embargo él,
danza con el firmamento.
Su paso no existe
su sueño se ha muerto
mas el hombre virtuoso
con su voz quebrada
le canta a ninguno
acurrucado y solo
en la espalda del tiempo.
Y la luna se apaga
cerrando la noche
de todo mi pueblo.
Siento en mi corazón
un feroz aguacero:
un pájaro herido
ha sangrado en mi sueño.
Ana Caliyuri – Argentina
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