15 diciembre 2009

Pablo Neruda Arte de pájaros


Cernícalo

El mediodía estaba abierto:

el sol en medio coronado.

La tierra esperaba indecisa

algún movimiento del cielo
y todo el mundo se había quedado

indescifrablemente inmóvil.

En ese momento delgado

clavó el cernícalo su vuelo,

se desprendió del firmamento

y cayó como escalofrío.

No pasó nada en el paisaje

y no se asustó la arboleda,

los volcanes siguieron solos,

el río siguió pregonando

su abrupto y mojado linaje:

todo continuó palpitando

en la pausa de pauta verde

menos algo, una liebre, un ave,

algo que volaba o corría,
algo que existió donde ahora

hay una mancha colorada

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