01 febrero 2010

Aída Monteón,


A Olga Orozco


Hay en tus ojos, sólo en tus ojos, el mar

tu casa,

apariciones que nadan bajo la venda de tu lengua y un chasquido de peces huyendo /tras la esperanza


qué lastimera, qué honda tu voz de guijarro

ese reducto de miedo que a tus pies presiente las huellas marcadas con tu efigie

coronada de premoniciones.

Levanta tu pie contra la herida, contra la luna

contra ese vapor verdoso de la sangre de tus muertos, trasplantada

en los jardines ambulatorios del mundo.

Cada verso tuyo una astilla alborozada, un amanecer que te sucede

donde la hierba aúlle sus endechas de nodriza loca

sólo de tus ojos

varados en esa fotografía se desprende un enjambre

florecido en víspera de tu muerte.

No hay comentarios: