Soy el oído que escucha a la distancia, el eterno canto de la vida.
Una herida profunda del relato, una gota de tinta en tu mirada.
Tenue luz que te ilumina parpadeante, para que en-cuentres el camino.
El último en la lista, el olvidado.
Sin rostro, sin nombre o apellido.
Una letra, con la que tú quieras nombrarme.
Soy narrador, este es mi estilo, con el que amo, sufro, me desvivo.
Una serpiente, este es mi paraíso y mi condena, nadie me obliga yo lo he elegido.
Soy quien ha de morir sin duda en ese día, en que tú lo hayas decidido.
Una herida profunda del relato, una gota de tinta en tu mirada.
Tenue luz que te ilumina parpadeante, para que en-cuentres el camino.
El último en la lista, el olvidado.
Sin rostro, sin nombre o apellido.
Una letra, con la que tú quieras nombrarme.
Soy narrador, este es mi estilo, con el que amo, sufro, me desvivo.
Una serpiente, este es mi paraíso y mi condena, nadie me obliga yo lo he elegido.
Soy quien ha de morir sin duda en ese día, en que tú lo hayas decidido.
Fernando Omar Vecchiarelli
Argentina
Argentina
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