

HALLEMOS SAVIA EN LA
EXISTENCIA
EXISTENCIA
He aquí al fruto que se arroja
flechas venenosas
--no caerá—
Fundirá su sentir
en presencia de su libídine,
apetitosa lujuria resbalosa
que acarrea jadeos secretos.
Como saetas endiosadas abofetean
A la que alimenta sus momentos.
Acariciante arrecife solitario,
atolón que deja caer su granito
esperanzador sobre los huesos,
Varón necio que envejece
en el monte de este coral.
Llamase hoja seca,
ocaso, oración cual plegaria lleva,
desde el vientre de su madre
maravillándose siempre.
Abandonado a sus heridas infecta-das
sobre las cicatrices en su cuerpo,
herida tras herida,
no deja de lanzar lascivia
sobre sí mismo
y, sobre el fruto que consume.
Tengamos voluntad
Hallemos savia en la existencia.
flechas venenosas
--no caerá—
Fundirá su sentir
en presencia de su libídine,
apetitosa lujuria resbalosa
que acarrea jadeos secretos.
Como saetas endiosadas abofetean
A la que alimenta sus momentos.
Acariciante arrecife solitario,
atolón que deja caer su granito
esperanzador sobre los huesos,
Varón necio que envejece
en el monte de este coral.
Llamase hoja seca,
ocaso, oración cual plegaria lleva,
desde el vientre de su madre
maravillándose siempre.
Abandonado a sus heridas infecta-das
sobre las cicatrices en su cuerpo,
herida tras herida,
no deja de lanzar lascivia
sobre sí mismo
y, sobre el fruto que consume.
Tengamos voluntad
Hallemos savia en la existencia.
Grisell Esmeralda Morataya Castro
Guatemala
Guatemala
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