
Consistorial.
Mi madre me llevaba
todo recto por el frío.
La calle San Antonio,
enfrente de la tienda
del petróleo y las papas, junto a los Cines Fémina,
hasta la pastelería.
Dos galletas ovaladas:
chocolate y anises de colores.
Ternura, privilegio.
Un cándido secreto.
En el centro del frío,
me comía a mi madre.
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