
Pablo Moramoraleja@telcel.net.ve
No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadirbrillos a lo que es.Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad. Seamos reales. Quiero exactitudes aterradoras.Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la impostura, restriégame la estafa. Te lo agradeceré, en serio. Enloquezco por corresponderme. Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.
Rafael CadenasArs poética (De Intemperie - 1977)
Para mantener abierta la palabra
Para reinar sobre la muerte
Para revivir cada día
Para sentir junto con los otros
Para sacar la flor de las cenizas
Para vigilar mientras todos duermen
Para que le sirvan
Para apuntalar el sueño
Para servirse
Para alimento espiritual
Para unir lo posible con lo imposible
Para salvar del diario morir
Para hacer más vivo el vivir
Para la Poesía y la Verdad
Para la vida
Para transformar la vida
Para limpiar cuando el poder corrompe
Para cambiar la vida
Para alentar todas las otras formas
Para la fidelidad al relámpago
Para la memoria de los pueblos
Para la salvación del hombre
Para el asombro antiguo
Para un no sé qué
Para descubrir los secretos del mundo
Para llevar el infinito a cuestas
Para salir a la percepción de la mirada
Para alumbrar la maravilla
Para todos y por todos
Para despertar a latigazos el silencio
Para defender el milagro de la vida
Para amar a los otros
“Más que una vocación, la poesía es un destino. En ella se encuentra un cincuenta o sesenta por ciento de oficio, de rigor, de disciplina. Un poeta es una gente “descarnada”, es decir, una persona que va por el mundo sin piel, con la carne viva. Por lo tanto, las cosas que suceden le afectan más que a otros. No tiene nada que lo cubra, que lo proteja, y entonces, como respuesta a la vida, se da a la poesía. Un ejercicio impúdico, en el que el hombre se tiene que desnudar para escribir. Darse totalmente en cuerpo y alma. Hay que tener el oído bien despierto, alerta los ojos y toda la piel al descubierto. El instante en que usted escribe es de verdadera comunión con las personas y con la vida. Hasta con los muebles y las cosas. Escribir es el verdadero sentido de la vida. La poesía es liberadora. Sobre todo de las tensiones humanas. Creo que uno es como una caldera que está ardiendo y que va aumentando la presión cotidianamente, hasta que explota o hasta que se le abren las válvulas. La poesía es una de las válvulas que tenemos para liberar la caldera de la presión que vivimos, tanto de la alegría como del dolor. Las palabras llegan. ¡Ellas llegan! ¡Muchas veces ellas llegan aunque no las llame, pero me doy cuenta al momento de escribir!” (Jaime Sabines). “La poesía es una reflexión de la vida real. Es como un artículo en un periódico, una observación de lo que se vive en el mundo. Y algunos de mis poemas vienen de esa melancolía por el paraíso perdido y la tragedia de la guerra. La poesía es también un grito del corazón. (Indran Amirthanayagam). La poesía es la memoria de los pueblos y la gran fabricante de fantasmas.” (Octavio Paz).
“Aplastado por el cosmos, el hombre se yergue y lo desafía, el poeta desafía al universo. Por la poesía se iguala o supera al cosmos. La poesía es revelación, es vida en esencia, es el universo que se pone de pie. En realidad, la poesía nos hace ver todo como nuevo, como recién nacido, porque ella es descubrimiento, iluminación del mundo. Cuando sentimos que nos salen alas en la garganta y que todo nuestro cuerpo tiembla, estamos en presencia de la poesía. La poesía da vida a la muerte y más vida a la vida. La poesía es la vida de la vida, por eso podemos decir que es el juego de la vida y de la muerte. La poesía siente más que nada el destino del hombre, y cuando creéis que está cantando, ella está llorando la libertad que es el paraíso perdido o, mejor dicho, el paraíso nunca hallado del ser humano.” (Vicente Huidobro).
“La poesía es resistencia frente a un mundo que se vuelve cada vez más cruel, cada vez más terrible, deshumanizante, porque todo lo que pasa no está fuera de lo humano, y creo que la palabra es una forma de resistencia muy clara frente a todo esto. Lo extraordinario es cómo la poesía pese a todo, a las catástrofes de todo tipo, humanas, naturales, viene del fondo de los siglos y sigue existiendo. Ese es un gran consuelo para mí. Va a seguir existiendo hasta que el mundo se acabe si es que se acaba alguna vez.” (Juan Gelman).
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